8 consejos para ayudar a los chicos a estudiar mejor y aprender más

Podríamos pensar que es solo para los chicos, quienes pueden y deben practicar la habilidad de aprender si quieren tener una oportunidad para llegar a cumplir todos esos nobles objetivos que sus padres les han fijado sin preguntárselo.

Pero no es solo para ellos. Algunas personas siendo adultas siguen estudiando de la misma manera toda su vida sin mejorar sus métodos.

Afortunadamente, la ciencia cognitiva ha echado un vistazo a cómo las personas aprenden, y los resultados son sorprendentes y muy útiles.

Te presentamos una serie de tips que pueden ayudar a aprender más rápido y a aprenderlo realmente, no solo por un rato.

1- Las habilidades son más fáciles de obtener cuando se las desarrolla por separado.

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Si alguien desea aprender a tocar la guitarra, no se le ocurriría ejecutar una pieza clásica de larga duración el primer día. Su profesor irá fijando objetivos más pequeños, más accesibles de aprender como por ejemplo algunos acordes fáciles, o comenzar a rasguear correctamente, y cómo unir esas técnicas.

Con el tiempo, la acumulación de esas habilidades más diminutas se suman a todas las distintas capacidades que permiten tocar la guitarra.

2 – La multitarea no funciona, especialmente para almacenar nueva información.

La mayoría de la gente entiende que las dificultades de la multitarea son un mito pero es obvio que nuestro cerebro realmente no puede prestar la misma atención a dos tareas al mismo tiempo. Sin embargo pocas personas aplican ese conocimiento para el aprendizaje.

Además de dividir una tarea en pasos individuales, debemos asegurarnos de dedicar todos nuestros esfuerzos a cada paso que estamos encarando. Es sabido que cuando uno se distrae, tarda unos 25 minutos en devolver su atención a la tarea original.

Con el tiempo, la multitarea podría significar que sólo se obtendrá una comprensión parcial de varias habilidades o conceptos diferentes, sin necesidad de adquirir un conocimiento completo.

3 – Escribir lo que se ha aprendido ayuda a cimentar el nuevo conocimiento.

Un estudio realizado en 2014 por investigadores de la Universidad de Princeton encontró que los estudiantes que tomaron notas en lápiz y papel aprendieron más que los estudiantes que escribieron notas en sus computadoras portátiles. Luego de una batería de pruebas, el grupo de “lápiz y papel” resultó mucho más hábil para recordar hechos, clasificación de ideas complejas y síntesis de la información.

Los investigadores dicen que el acto físico de llevar la birome al papel crea un vínculo cognitivo más fuerte que el que se consigue simplemente tecleando, ya que en este caso, la nueva información pasa demasiado rápido como para poder retenerla. La escritura obliga a confrontar las ideas, lo que lleva a procesarlas y que ya estén al menos de modo rudimentario en nuestro cerebro.

4 – Los errores deben ser celebrados y estudiados.

Ser perfecto está sobrevalorado. El punto del aprendizaje es hacer intentos, fallar, y encontrar una lección acerca de dónde y porque salió mal la cosa.

En 2014, un estudio sobre el aprendizaje de las funciones motoras encontró que el cerebro ha reservado un espacio para los errores que cometemos. Más tarde, podemos recurrir a esos recuerdos para hacerlo mejor la próxima vez.

Si los padres enseñan a los chicos que nunca se deben cometer errores, o los chicos sienten cierto rechazo o falta de aprobación cuando cometen un error involuntario, se les está limitando concretamente la posibilidad de que puedan aprender de sus pequeñas caídas.

5 – Ser optimista ayuda a tener éxito.

El aprendizaje debe ser un acto positivo, remarcando los logros y sin hacer hincapié en lo que no se consiguió todavía o que cuesta un poco más de esfuerzo, porque esta actitud que reforzaría lo negativo solo consigue que quien está aprendiendo se llene de dudas y ansiedades, algo totalmente tóxico para el aprendizaje.

“La ansiedad impide la exploración de soluciones reales y patrones de pensamiento reales que se van a plantear con soluciones”, dice el profesor de Harvard Business School Alison Wood Brooks.

Décadas de investigación de psicología positiva sugieren que vamos a tener más éxito en casi cualquier cosa que tratemos de hacer si nos acercamos con una mente abierta y con una actitud positiva, viendo tangiblemente las posibles mejoras.

Los padres deben enseñar a los chicos a ver el aprendizaje como una exploración. Les ayudará a darle un sentido de determinación y de superación.

6 – La velocidad de lectura puede condensar tiempos de aprendizaje.

La premisa es simple: Si uno puede leer más rápido, puede aprender más rápido. Aunque se podría pensar que la velocidad de lectura necesita mucho esfuerzo, hay programas informáticos que ayudar a mejorar el ritmo poco a poco hasta que uno pueda manejarlo fácilmente.

Al entrenar el cerebro para procesar palabras con mayor rapidez, al acostumbrarse a la lectura de cadenas enteras de palabras en lugar de fijar cada uno de ellas individualmente, se destraba uno de los puntos fundamentales a la hora de asimilar información clara y rápidamente.

7 – Usar lo que sabemos para aprender lo que todavía no sabemos.

Si los niños se encuentran con un tema que tienen problemas para resolver, los padres deben ayudar a comprender cómo esto que es desconocido se relaciona con algo que ya han aprendido. La práctica se llama aprendizaje asociativo.

A un estudiante puede gustarle el fútbol, pero puede no gustarle luchar diariamente con los cálculos avanzados o con las reglas de la física. Si es capaz de ver las similitudes entre un smash de tenis y la trayectoria de un objeto tendrá sin duda una mejor oportunidad para comprender el concepto abstracto.

8 – Enseñarle a otras personas también ayuda.

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Los científicos lo han bautizado como ‘el efecto protegido’.

Cuando se toma algo que se ha aprendido y se lo pone en palabras propias para explicárselo a alguien más, no sólo estamos demostrando el dominio de una idea sino que ese acto permitirá reforzar la misma en nuestro cerebro y nos ayudará a acomprenderla mejor.

Es por eso que los hermanos mayores son generalmente más inteligentes que sus hermanos más pequeños, según sugirió un estudio de 2007 porque una de las tareas del hermano mayor es la de pasar a sus hermanos el conocimiento después de haberlo recibido.