Los conservacionistas, preocupados por “Buscando a Dory”

El pez cirujano azul, protagonista de la última película de Disney, “Buscando a Dory”, podría terminar siendo víctima de su propio éxito, como le sucedió al pez payaso tras el estreno de “Buscando a Nemo”, cuyo lanzamiento, en 2003, propició un aumento considerable de la demanda de peces payaso en las tiendas de mascotas, poniendo en riesgo su conservación.

Es decir que la película generó un efecto contrario al del mensaje ecologista que pretendían transmitir los creadores de la película: Nemo debía vivir libre en su hábitat y no en el acuario de un consultorio de dentista en Sidney.

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Karen Burke da Silva, experta en biodiversidad y cofundadora del proyecto de conservación Saving Nemo, explicaba a The Washington Post que más de un millón de peces payaso son capturados cada año en los arrecifes de coral, para terminar sus días en acuarios de particulares: Estados Unidos es el destino de 400.000 de ellos. Agregando:

 “El pez payaso se ha extinguido localmente en Filipinas y en ciertas zonas de Tailandia y de Sri Lanka”

Con estos antecedentes, no es de extrañar que los conservacionistas teman lo peor en el caso del pez cirujano azul, que se va a poner de moda como mascota tras el éxito asegurado del filme de la simpática y olvidadiza Dory.

El pez cirujano azul realiza una función de gran relevancia en los arrecifes de coral, ya que al comerse las algas, está llevando a cabo una labor de protección del hábitat.

Por su parte, la actriz Ellen DeGeneres, que pone la voz a Dory en la versión inglesa de la película, Disney-Pixar y grupos ecologistas, se han unido en una campaña para hacer un llamamiento público para ayudar a proteger la Gran Barrera de Coral australiana y a las especies marinas que habitan en ella.

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