Dos cambios en nuestro vocabulario para alcanzar el éxito, según un profesor de Stanford

“El Habito Del Logro” es como un musculo: cuando lo ejercitas es facil lograr cada vez mas y mas en tu vida profesional y personal” dice Bernard Roth, profesor de ingeniería de la Universidad Stanford y director académico del Instituto de Diseño Hasso Plattner de Stanford.

El “Habito del logro” es además un libro escrito por Roth que se basa en el legendario curso que él ha dictado en la Universidad de Stanford durante varias décadas. Allí emplea las notables ideas que se derivan del pensamiento de diseño para que descubramos el poder innato que cada uno de nosotros tiene para cambiar su vida para mejor.

“Al librarte de los problemas que se interponen en el camino para alcanzar tu maximo potencial, ganaras la confianza necesaria para por fin realizar esas cosas que siempre has querido hacer” dice Roth.

Al combinar pensamiento de diseño, resolucion de problemas, creatividad, habilidades de comunicación y ajustes en nuestra vida, podremos entender por que tratar y hacer son dos cosas diferentes, comenta Roth.

En el libro y cómo parte de este sistema, el autor sugiere algunos cambios sutiles en el lenguaje que pueden resolver dilemas existenciales y barreras para la accion. Compartimos un par de ellos:

  1.  Cambiar “Pero” por “Y”:

Muchas veces, para expresar el poco placer que algo nos produce en relación a otra actividad que nos resultaría mucho más agradable, usamos frases tales como: “quiero ir al cine, pero tengo que trabajar”. En su lugar, Roth recomienda que se diga: “quiero ir al cine, y tengo que trabajar”.

En su libro explica lo siguiente: “Cuando utilizas la palabra pero creas un conflicto, a veces una razón, que en realidad no existe”. En cambio, cuando utilizas la palabra y “estás obligando a tu cerebro a procesar ambas partes de la frase”, explicó Roth. Esto quiere decir que es posible (y lo sabemos) realizar ambas actividades, solo res preciso resolver el cómo. Quizás delegando parte del trabajo o reorganizando el tiempo que hace falta.

2. Cambiar “tengo que hacer” por “quiero hacer”:

Otro de los ejercicios recomendados por Roth es que la próxima vez que uno diga o piense “tengo que hacer algo”, inmediatamente lo reemplace por el “quiero hacer algo”. Ël opina que desde un primer momento esa frase es mucho más real. Cuando decidimos hacer algo, de cierta manera ya hemos evaluado que nos conviene hacerlo, y por eso la llevamos a la práctica.

 “Este ejercicio es muy efectivo para que las personas tomen consciencia de que lo que hacen en su vida, incluso las cosas que encuentran desagradables, es porque lo han elegido”, comentó.

Para ejemplificar este caso, narra un suceso de uno de sus estudiantes quien le comentó que en un momento sintió que tenía que matricularse en los cursos de matemáticas que requería su programa de posgrado, a pesar de que los odiaba. Después de terminar el ejercicio, se percató que realmente quería tomar las clases ya que el beneficio de completar los cursos era mayor que la incomodidad de asistir a las clases que no disfrutaba.

Estos dos cambios nos ponen ante la compleja y sistemática practica de nuestras acciones y nos proponen desafíar esa forma automática de pensar para alcanzar a percibir las cosas como realmente son.