Menstruaciones irregulares: cuándo son un signo de alerta

Controlar la forma y la cantidad en la que se da la menstruación es clave para identificar posibles desequilibrios en la salud. Qué saber y cuándo acudir a un especialista.

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Las menstruaciones irregulares son frecuentes en la década previa a la menopausia y suelen ser comunes para la mayoría de las mujeres. Pero a partir del momento en que empiezan a ocurrir, la mujer debe seguir la pista de sus menstruaciones, y así consultar si siguen siendo impredecibles por mucho tiempo o sean inusualmente fuertes, o si aparecen otros síntomas, tales como dolor, sofocos o sudores nocturnos.

A pesar de que la edad promedio para la menopausia es de 51 años aproximadamente, no es raro que la mujer presente menstruaciones irregulares en la década anterior a la menopausia. Lo más frecuente es en los 40 años.

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Una vez observada la presencia de un cambio en la menstruación, valdría la pena empezar a controlarse más seguido  y estar atenta frente a cualquier otro cambio que pueda producirse en el organismo. Un buen consejo es escribir las fechas de las menstruaciones, la duración y la fuerza, en términos de cuántas toallas sanitarias o tampones usa en un período de 24 horas.

Si después de cuatro o seis meses las menstruaciones todavía sigue siendo irregular, entonces lo prudente sería evaluar la situación. El médico hará un examen físico y solicitará cualquier análisis necesario y revisar la posible presencia de alguna enfermedad subyacente capaz de desencadenar los síntomas.

Dos razones comunes para las menstruaciones irregulares son los trastornos de la tiroides y un trastorno llamado hiperplasia endometrial, en el que se engrosa el revestimiento uterino. Los crecimientos no cancerosos en el útero, conocidos como fibromas uterinos, también pueden conducir a cambios en la menstruación. Pero, antes que nada, lo primero es hacerse un chequeo médico para que evalúe cada caso.

Además, es posible que el médico evalúe si hay anemia, una afección en la que el cuerpo no tiene suficientes glóbulos rojos sanos. La anemia es un efecto secundario común de perder sangre con menstruaciones fuertes.

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A medida que la mujer vigila sus ciclos menstruales en los siguientes meses, es clave acudir a la guardia médica si durante más de dos horas se presentara un sangrado muy fuerte que empapa una toalla sanitaria o un tampón tamaño maxi, o si el sangrado durase más de 10 días sin importar cuán fuerte sea. También, si observa otros síntomas nuevos, tales como sudores nocturnos o sofocos.

Por otro lado, si las menstruaciones irregulares continúan y existen factores de riesgo personales para hiperplasia endometrial, entre ellos obesidad, presión arterial alta y diabetes, el tiempo de vigilancia de la afección es más corto.

A pesar de que una afección subyacente puede conducir a presentar menstruaciones irregulares, los cambios presentados por muchas mujeres que atraviesan por la etapa previa a la menopausia son resultado del envejecimiento reproductivo y no la señal de un problema médico.

En caso de que las menstruaciones fuertes sean un problema continuo, existen varios tratamientos para controlarlas. Las alternativas, entre otras, son los fármacos antiinflamatorios no esteroides o AINES (como el ibuprofeno), los anticonceptivos orales y un dispositivo intrauterino hormonal.

  • Fuente: Dra. Petra Casey, Obstetricia y Ginecología de Mayo Clinic en Rochester, Minnesota.

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