“La Nueva Einstein” está entre nosotros: la joven que revolucionó al mundo

Cuando la mayoría de los chicos están cursando la escuela primaria y buscan entre juegos y amigos transitar el fin de la infancia hacia la pubertad Sabrina González Pasterski destacaba del resto por su inquieta curiosidad.

Contaba con 10 años cuando comenzó a tomar clases para aprender a volar aeronaves pero no conforme con ello, a los 14 concluyó de construir su propio avión. Así, se convirtió en la mujer más joven en construir y volar su propia aeronave.

Su nombre comenzó a cobrar relevancia en el mundo de la ciencia cuando a los 15 logró entrar en el Instituto de Tecnología de Massachusetts de donde se graduó con honores. Pero luego siguió estando  la altura de las expectativas.

Hija de madre cubana y padre norteamericano, Sabrina Gonzalez Pasterski es una de las mentes más prodigiosas de los últimos tiempos. Incluso ha sido comparada con Einstein por lo disruptivo y avanzado de sus investigaciones.

Tras graduarse con la calificación más alta de la historia, modificó su campo de investigación cambiando la ingeniería por la física, en especial las investigaciones de los agujeros negros, la gravedad y la relación espacio-tiempo. Para eso, se trasladó a Harvard donde recibió una beca completa para realizar su doctorado enfocado en la gravedad cuántica.

Tanto el MIT como Harvard la han llamado ‘la nueva Einstein’, gracias a su impresionante inteligencia.

La NASA ya mostró sus intenciones de captarla en sus filas. Además, la revista Forbes ya la incluyó en la lista de los 30 mejores talentos menores de 30 años.

Por su parte, Sabrina también tiene grandes ambiciones a la hora de planear su futuro: “Mi sueño es llevar a alguien a Marte. Sé que suena inviable pero, si trabajás, todo puede ser posible”.

Sabrina no usa smartphone ni tiene cuentas en Instagram o Facebook (tiene una página en la red social que no se actualiza desde enero). De hecho, en una entrevista, la estudiante reconoció tener pocos amigos íntimos, no haber tenido pareja, ni haber probado el alcohol o el tabaco.

Siempre se hace la misma pregunta, una especie de mantra motivacional que un profesor de secundaria le dijo una vez para mantenerse activa. “Muy bien, pero ¿qué has hecho últimamente?”.