Cuesta de Lipán: magia en el camino a las Salinas Grandes

El camino que une Purmamarca con las Salinas Grandes es un verdadero espectáculo. Lo que debés saber.

cuesta de lipan norte argentino
Actualizado: 15 de junio de 2022

La Cuesta del Lipán es el camino que une Purmamarca con Salinas Grandes en el Norte argentino. Toda la zona es de una belleza inigualable y convoca a turistas de todo el mundo, que quedan impresionados ante este majestuoso paisaje natural. Al recorrer la zona, se zigzaguea en en límite que separa a las bellas provincias de Salta y Jujuy. Todo lo que debés saber para concer y disfrutar este rincón de postal de nuestro agraciado país.

Tiene unos 17 kilómetros de extensión y asciende desde los límites de la localidad de Purmamarca, a 2.192 metros, hasta los 4.170 metros del Abra de Potrerillos. Pasa por el Cerro de los Siete Colores, que te lleva hacia la Puna de Atacama, para luego descender hasta las Salinas Grandes.

Los comentarios de todos los que visitan la Cuesta de Lipán y las Salinas Grandes es que ha sido el camino más lindo que han realizado en su vida. Turistas de todo el mundo lo recomiendan

Cuesta de Lipán: dónde queda y qué hacer

La Cuesta de Lipán está en Jujuy y no es sólo un camino. Es un premio al ingenio humano que, con esfuerzo, dedicación y conocimiento, logró que la tarea del hombre se incorpore a la naturaleza de manera maravillosa.

 

Es un lugar increíble y majestuoso a la vez. Corresponde a un tramo empinado y zigzagueante de la Ruta Nacional 52, que está ubicada en Tumbaya, en la provincia de Jujuy.

El camino, totalmente asfaltado, va serpenteando en su ascenso hasta su tope, donde hay un increíble mirador desde donde podés ver la vertiginosa cuesta casi en su totalidad

El camino que recorre la Cuesta de Lipán tiene su origen en la localidad de Purmamarca y alcanza su tope en el Abra de Potrerillos, donde la ruta llega a los 4.170 metros de altura. Desde allí, la RN52 continúa por las Salinas Grandes hacia el Paso de Jama.

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Al dejar las Salinas y alejarse de la famosa Ruta 40, hay que tomar la ruta provincial 52. Después de algunos kilómetros, entre curvas, contracurvas y precipicios increíbles, comienza la bajada y llega lo increíble y lo que asombra. Un verdadero espectáculo.

Un precipicio increíble, con montañas de colores verdes, grises y marrones, erosionadas por el viento, el agua y, por supuesto, por el paso del tiempo.

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Pero lo que más llama la atención es el laberíntico camino que construyó el hombre para traspasar los límites que marca la naturaleza y poder comunicarse. La Cuesta del Lipán, hoy pavimentada, es una perfecta obra de arte de la ingeniería moderna.

Aquí, el esfuerzo humano ha logrado hermanarse con la “Pachamama”  aportando una obra que de por sí es un atractivo turístico

No exageramos. Tené en cuenta que El Paso de Jama es uno de los pasos andinos más altos que unen Argentina y Chile, y que fue recientemente pavimentado en su totalidad para convertirse en uno de los principales corredores bioceánicos de América del Sur.

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Cuesta de Lipán en bicicleta

Mucha gente se pregunta si es posible hacer el camino de la Cuesta en bicicleta. Los más preparados lo hacen y dicen que es una experiencia alucinante. Pero no olvides que, desde el lado argentino, la cuesta de Lipán asciende 2.000 metros en 42 km. Es una subida inacabable y un verdadero desafío para cualquier ciclista. A partir de allí, la ruta transcurre por encima de los 3.500 metros y, desde la frontera, no baja de los 4.000 hasta el comienzo del descenso vertiginoso que lleva a San Pedro de Atacama, el primer sitio poblado en 157 km.

Como todos los caminos de altura, las condiciones para el trabajo aeróbico son extremas por la escasez de oxígeno, las radiaciones solares se sienten aun con frío, las noches son heladas, con temperaturas bajo cero y el viento se levanta con furia creciente a medida que avanza el día

Mucha gente la recorre en moto, que también puede ser una fantástica experiencia. Cualquiera sea el medio de transporte que uses, de seguro frenarás unas cuantas veces. Es inevitable detenerse a mirar, sacar fotos, meditar... ¡Disfrutar! Te lo recomendamos profundamente. Todo el año. No te vas a arrepentir.

Luego de unos minutos más de contemplación, se encara la bajada y el laberíntico camino sigue mostrando montañas y cerros cada vez más hermosos.

Camino milenario y virgen a la vez, donde el viento, las montañas y los cactus han sido los vigías de una de las pocas obras de arte viales que ha hecho el hombre. A decenas de años de su construcción, sigue impactando a locales y visitantes como la primera vez.

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