¿Fracaso? El desafío de convertir la frustración en aprendizaje

Escuchamos muchas historias de éxito porque nos inspiran. Pero… ¿Cuánto más podemos aprender de los fracasos para no cometer los errores que otros han cometido?

Para responder este interrogante los invito a reflexionar sobre qué es “éxito” para ustedes. Probablemente para algunos esté asociado al dinero. Otros, se considerarán exitosos al ser reconocidos o populares. Algunos dirán que el éxito se asocia a la salud de su familia; mientras que para otros ser exitoso es vivir un día más.

Como verán, el éxito es subjetivo (y relativo) y, por ser la otra cara de la misma moneda, el fracaso debería serlo también.

Una noche de cuatro fracasos

Recientemente tuve el honor de moderar la quinta edición del evento internacional FuckUp Night en la Ciudad de Buenos Aires (organizada por Ale Marcote y Spiquers) y ahí me topé con excelentes oradores que compartieron sus historias de fracaso, enseñando mucho más de lo que sus palabras expresaban.

Ernesto Sandler, un emprendedor empedernido y creador de Utilísima Satelital, brindó un discurso divertido que me hizo reflexionar fuertemente en una afirmación que resumiría su aprendizaje tras sus fracasos: “la improvisación es enemiga, y los planes no aseguran el éxito”.

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¡Cómo es eso! Si la mitad de los libros hablan de creatividad, improvisación, lanzarse y la otra mitad de estrategias y planificación, y este buen hombre me dice que su aprendizaje dice que no es “ni una ni otra”. ¿Qué es lo que está faltando?

Su respuesta fue “encuentren su talento”. Así de simple. Encontrar nuestro talento, aquello en lo que somos excelentes, nos permite construir valor y generar ideas apasionantes, y cualquier cosa que hagamos, por más errores que cometamos, no estaremos fracasando sino aprendiendo a ser mejores.

Cuando hacemos aquello en lo que somos excelentes, cualquier cosa que hagamos, por más errores que cometamos, no estaremos fracasando sino aprendiendo a ser mejores

Otro de los oradores fue Pablo Lorenzo, socio fundador de Tea Connection. Su experiencia de fracasos me dejó el aprendizaje que “una idea o negocio no se puede copiar y pegar” sin tener en cuenta el contexto y la cultura del lugar en donde se desarrolla. Lo que es éxito en un lugar puede ser fracaso en otro, aunque ofrezcamos el mismo producto o servicio.

No terminaba de aprender aquello que pocos libros enseñan, y sube a escena Rodrigo Figueroa Reyes, un reconocido y exitoso publicista que habló de sus traspiés, encontrando estos aprendizajes: “hacer, controlar que se haga y rodearse de gente con hambre de gloria”. El fracaso (éxito) es responsabilidad de uno cuando emprende, y debemos ser conscientes que el conocimiento y habilidades que requerimos al iniciar un negocio no son las mismas que requerimos para manejar una empresa.

Cerrando la presentación se lució Celeste Medina, una emprendedora tecnológica y con fuerte vocación social que nos enseñó la importancia de que “es imprescindible contar con una visión multidisciplinaria para conocer las necesidades, intereses, pensamientos y sentimientos de la gente, y generar redes para crecer y sostenerse”

La fórmula del fracaso

Solo una de cada diez ideas se convierte en negocio. Solo cuatro de cien productos lanzados al mercado se sostiene con éxito. El 40% de los negocios que abren terminan por fracasar antes del año de vida.

Siendo que hay muchos más fracasos que éxitos, ¿por qué solo escuchamos la historia de los “ganadores”? Es cierto que el éxito nos inspira, pero son los fracasos los que nos permiten mayor cantidad y diversidad de conocimientos y experiencias para evitar cometer los mismos errores en el futuro.

Son los fracasos los que nos permiten mayor cantidad y diversidad de conocimientos y experiencias

Para cerrar el evento, me propuse construir una fórmula que represente aquello que había aprendido de los fracasos.

Siendo que un fracaso depende de nuestras acciones y omisiones, el primer término es nuestra responsabilidad y lo resumo con la palabra ERROR.

Pero a un fracaso no llegamos solo por nuestra culpa, sino que existe un entorno que puede hacer que las cosas malas pasen. A esto lo llamo SUERTE, y suma al término anterior con su aporte al fracaso.

Pero, si cometemos errores o si tenemos mala suerte (o ambos)… ¿Estamos ante un fracaso? Habiendo consultado el diccionario, los sinónimos asociados y las experiencias de los oradores, noto que, para que exista fracaso, debe existir un sentimiento de frustración. Si no existiera, no sería percibido como tal. Y esto vale ante el éxito, ya que aunque hagamos algo bien y el entorno nos sea favorable, si no tenemos un sentimiento que potencie hacia la felicidad u orgullo, jamás lo consideraríamos un éxito. Por eso, el siguiente término es SENTIMIENTO que potencia (por el impacto que tiene en nuestras decisiones) lo que hayamos hecho.

Entonces, la ecuación del fracaso (o del éxito, si hacemos lo contrario) es la que sigue:

formula1

Si la representáramos con imágenes, podría reescribirse así:

formula2

Por esto, si sabemos disfrutar cada cosa que hagamos, estaremos ante un éxito. Si sabemos capitalizar los aprendizajes y convertir la frustración en deseo de revancha, nunca fracasaremos.

 

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