Extraño fenómeno: el enigma de las momias colombianas

Para muchos va a ser una buena noticia: ya no habrá que viajar interminables kilómetros hasta Egipto para encontrar momias. Ahora sólo basta ir hasta San Bernando, una pequeña localidad del valle verde colombiano para encontrarnos con un misterio mayor que el de los faraones.

Allí, además de una preciosa iglesia y eternos senderos para caminar entre la naturaleza, espera una ¿sorpresa? para los visitantes. Orgullo de los 3200 sanbernardinos, el cementerio local aloja este secreto que se propone casi una meca mística: es que cerca de la mitad de quienes son sepultados allí se convierten en monias después de cinco o seis años de su muerte. O por lo menos eso afirman sacerdotes y trabajadores del lugar.

Sí, los cuerpos mantienen sus rasgos, el pelo permanece intacto y la ropa no cambia. “Siempre ha sido un enigma completo”, dijo Barbosa, el coordinador de Cultura y Turismo. Y agrega: “Le digo a la gente que están hablando con una momia viviente, porque hay posibilidades de que lo seré un día”.

El fenómeno fue detectado a mediados de la década del 60 y la prueba hoy está a la vista de todos  en un pequeño mausoleo detrás del campo santo.  Vestidos con las prendas que sus familias eligieron para despedirlos, se exhiben 11 momias dentro de urnas de vidrio de residentes locales nacidos en el último siglo.

Los expertos en el proceso de embalsamado sostienen que San Bernardo es un lugar poco probable para lo que se conoce como “momificación espontánea”, un fenómeno que se lleva a cabo de forma natural, sin líquidos de embalsamamiento ni otras técnicas. El clima no es seco, como en el norte de África, tampoco llega al nivel de frio  como el entorno alpino que preservó a Ötzi, el cuerpo prehistórico descubierto en 1991.

¿Un fenómeno sin explicación? Aún la respuesta está pendiente y el misterio sigue vivo.