El Apache volvió a casa: Tevez fue uno más en el barrio donde creció

Carlos Tevez, el querido “jugador del pueblo”, volvió a casa. Esta semana, auténtico y fiel a sus orígenes como pocos, visitó a sus amigos y conocidos de toda la vida en el barrio humilde donde nació y creció, Fuerte Apache.

Con una gruesa campera blanca con capucha, pasó la noche fría en un pasillo del barrio con una banda de amigos, jugando a las cartas sobre un tablón. La foto la subió a Twitter un amigo y se viralizó a través de las redes sociales.

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En la imagen e lo puede ver a Tevez con un apósito en la nariz, producto del golpe que le dio el defensor paraguayo Víctor Cáceres en el partido con Paraguay, por las Eliminatorias del Mundial. Por ese golpe sufrió la fisura del tabique.

La foto se viralizó a través de las redes sociales y se lo puede ver a Tevez con un apósito en la nariz producto del golpe que le dio el defensor paraguayo Víctor Cáceres en el empate entre Paraguay y la Selección Argentina, en Asunción, por las Eliminatorias.

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Carlitos ya había emocionado -y él mismo había lagrimeado- cuando en una memorable entrevista con Alejandro Fantino contó: “Una o dos veces por semana voy al barrio. Cuando estoy ahí, mis amigos no me dejan pagar la comida. Son 5 o 6, y sólo tres tienen trabajo. Ahí me doy cuenta de dónde vivimos”.

Y, lejos de lo que muchos piensan de lo que Fuerte Apache es -o era-, agregó: “A mí el barrio me enseñó a ser un tipo correcto. A mí siempre me costó ser lo que soy porque yo me rompo el culo entrenando. Me cuido con las comidas… Uno no nace sabiendo jugar al fútbol. Si vos no sabés patear con la zurda, te tenés que quedar pateando 500 pelotas con la zurda”, sorprendió, demostrando que nada fue fácil para el 10 de Boca.

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Carlitos suele detenerse a firmar autógrafos a los chicos que le piden, porque cuando entrenaba en las inferiores de Boca, se moría por conseguir las firmas de sus ídolos. “Cuando no me daban una firma, me iba llorando a mi casa. Por eso hago lo que hago”, dijo.

Idolo, es poco. Un ejemplo.