¿Por qué peregrinan los musulmanes a La Meca?

La peregrinación a La Meca es uno de los cinco pilares del Islam que todos los musulmanes con medios y salud deben efectuar al menos una vez en la vida

Más de 1,3 millones de musulmanes procedentes de todo el mundo comenzaron la peregrinación a la ciudad santa de La Meca, con una jornada dedicada a la devoción y el rezo, en medio de fuertes medidas de seguridad.

La peregrinación a La Meca “al menos una vez en la vida” rememorando el viaje del profeta Mahoma hace 1.400 años, es uno de los cinco preceptos a los que se obliga todo seguidor de Alá.

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La mayor parte de ellos opta por llevar a cabo este camino durante la fiesta del Hadj, que se celebra a finales de año, y antes de la tradicional “fiesta del sacrificio” o del cordero.

Ancianos y jóvenes, hombres y mujeres, procedentes en su mayoría de países islámicos como Indonesia, Egipto, Irán y Pakistán, así como de Estados Unidos, India, Europa o China, acuden a La Meca para realizar un singular recorrido.

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Ataviados con una túnica blanca, en señal de pureza, lo primero que realizan los peregrinos al llegar a este rincón sagrado es dar siete vueltas alrededor de la “Kaaba” (en árabe «el dado» o «el cubo»), la “casa de Dios”, un edificio público cuya primera piedra, según la tradición islámica, fue colocada por Adán, y el lugar construido por Abraham.

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La “Kaaba” alberga un fragmento de meteorito (la “piedra negra”) cubierto de una tela negra bordada en oro hacia el cual todos los musulmanes oran cinco veces al día.

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La dirección de la oración se conoce con el nombre de alquibla, que está representada por uno de los muros de la mezquita, fácilmente reconocible porque en él se abre el nicho llamado mihrab. Todos los peregrinos están obligados a caminar a la izquierda alrededor de la Kaaba siete veces y tienen que intentar tocar la esquina de la Piedra Negra, en un ritual llamado Tawaf.

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A siete kilómetros de este lugar se establece el campamento de los peregrinos (o «Mina»), donde los fieles pasan la noche antes de iniciar, con el amanecer, la subida al monte Arafat, lugar en el que Mahoma dio su último sermón antes de ascender a los cielos.

Al día siguiente, los peregrinos regresarán a Mina tras pasar la noche en Muzdalifa, donde recogen piedras pequeñas para lanzarlas contra tres columnas que simbolizan las tentaciones del Diablo.