En los últimos años, muchos blogs, libros y revistas se animan a explorar los costados menos luminosos del embarazo y de los primeros años del bebé. Son iniciativas interesantes y hasta entretenidas, que no buscan arruinar la escena sino aportar una cuota de realismo que permita transitar esta etapa con menos autoexigencia. En ese marco se inscribe una nueva tendencia, que gana terreno en tiempos de crisis: regalar pañales, leche maternizadas y otros productos de uso frecuente del bebé, algo que la mayoría de los padres agradece profundamente.
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Regalar pañales de calidad es una elección que contará con la bienvenida de muchos padres, porque representan un gasto caro y prolongado que a muchas familias les cuesta afrontar.
Además, es un gasto que no podemos suspender ni reducir: desde el nacimiento hasta los 2 años, por lo menos, el niño usará varios pañales por día. Y si bien hay una enorme variedad de marcas y precios, los padres saben bien que la calidad no sólo es determinante en la salud de la piel y el sueño del bebé sino, también, en la cantidad de pañales que usamos por día.
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Lo barato sale caro, decían las abuelas, y en este terreno no podemos más que confirmarlo. Cuando la cola de un bebé está mojada o sucia o la ropa se mancha, no sólo gastamos más cambiando al niño a cada rato sino que aparecen problemas como dermatitis y paspaduras, que afectan mucho la calidad de vida de la criatura y, sobre todo, su descanso.
Por eso no suele ser una buena opción alejarse de las marcas que tienen una amplia trayectoria y prestigio en el rubro, porque son garantía de una calidad que redunda en salud y, también, en ahorro.
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