Una durísima carta que una abuela de 82 años escribió a la revista XL Semanal desde una residencia de adultos mayores se convirtió en uno de los temas más compartidos y debatidos en las redes sociales, y está conmoviendo de nuevo a miles de personas.
En su momento, el escritor Lorenzo Silva, responsable de la revista, ya la había destacado como una de las mejores cartas que habían llegado a la publicación. “Mal pronóstico tiene una comunidad que no deja ni ofrece camino a los jóvenes, como en este mismo espacio han señalado muchas cartas a lo largo de estos últimos años. Pero no es mejor el que tiene la comunidad que olvida el valor de la obra y la memoria de los más veteranos, y oscuro es el horizonte de la que se permite despreciar esas pertenencias como si fueran trastos inservibles”, escribió.
En la carta, la mujer, que se llama Pilar Fernández Sánchez y es de Granada, relata lo sola que siente y reflexiona sobre el papel de la familia en los tiempos que corren.
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Este es el texto completo:
“Esta carta representa el balance de mi vida. Tengo 82 años, 4 hijos, 11 nietos, 2 bisnietos y una habitación de 12 m2. Ya no tengo mi casa ni mis cosas queridas, pero sí quien me arregla la habitación, me hace la comida y la cama, me toma la tensión y me pesa. Ya no tengo las risas de mis nietos, el verlos crecer, abrazarse y pelearse; algunos vienen a verme cada 15 días; otros, cada tres o cuatro meses; otros, nunca. Ya no hago croquetas ni huevos rellenos ni rulos de carne picada ni punto ni crochet. Aún tengo pasatiempos para hacer y sudokus que entretienen algo. No sé cuánto me quedará, pero debo acostumbrarme a esta soledad; voy a terapia ocupacional y ayudo en lo que puedo a quienes están peor que yo, aunque no quiero intimar demasiado. Desaparecen con frecuencia. Dicen que la vida se alarga cada vez más. ¿Para qué? Cuando estoy sola, puedo mirar las fotos de mi familia y algunos recuerdos de casa que me he traído. Y eso es todo. Espero que las próximas generaciones vean que la familia se forma para tener un mañana (con los hijos) y devolver a nuestros padres el tiempo que nos regalaron al criarnos”.
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