Un informe realizado ya en el año 2013 por las Naciones Unidas titulado “Despertar antes de que sea demasiado tarde”, concluye que la pequeña escala, la agricultura ecológica, es la única manera de alimentar al mundo de forma sostenible.
Tal vez por miedo a lo nocivo de los pesticidas y de los fertilizantes o quizás por una concientización profunda de lo que implica alimentarse sanamente, la demanda de productos orgánicos está en aumento, especialmente en Estados Unidos y Europa , y las ventas globales se están acercando a 90.000 millones de dólares en facturación.
Eso es una buena noticia para Argentina, que tiene 3,1 millones de hectáreas de producción orgánica certificada y ocupa el 2º lugar en el ranking de países en el mundo, detrás de Australia, lo que lo deja bien posicionado para convertirse nuevamente en “el granero del mundo” pero esta vez, un granero orgánico.
En Estados Unidos los productos orgánicos representan el 5 por ciento del mercado de alimentos, y la facturación del sector para 2016 asciende a US$ 43 mil millones, según la Organic Trade Association (OTA).
Europa también es uno de los principales mercados: según la Federación Alemana de la Industria de Alimentos Orgánicos (BÖLW), el mercado orgánico de Alemania creció casi un 10 por ciento en 2016, en el mismo período hubo incluso un aumento de más del 20 por ciento para el mercado francés según la Agence Bio.
Mientras tanto, el consumo de productos orgánico en Argentina es bajo, restringido a algunas personas y hace punta principalmente en restaurantes enfocando en cocina de producto pero se encuentra en franco crecimientos.
En ese contexto, la FAO y Cepal presentaron este domingo en Costa Rica una informe de perspectivas de la agricultura en el que señalan que “el reto para América Latina y el Caribe radica en que las cadenas de valor puedan responder de manera oportuna a estas tendencias especialmente en los países desarrollados, que son sus principales destinos de exportación”
En términos del área de producción destinada a la agricultura orgánica, en 2014 en los países de ALC existían alrededor de 460.000 productores manejando 6,7 millones de hectáreas, lo que constituía cerca del 13 % del total mundial.
La lista de dichos países está encabezada por Argentina, con alrededor de 3,1 millones de hectáreas; seguida por Uruguay , con 1,3 millones; Brasil, con 750.000 (2014); México , con 584.000; Perú , con 327.000; República Dominicana, con 164.000; Bolivia , con 114.000; Paraguay , con 64.000; y Ecuador , con 46.000.
A nivel mundial, Argentina está detrás de Australia, que cuenta con unas 22 millones de héctáreas orgánicas certificadas.
Qué es la agricultura orgánica
La agricultura orgánica involucra mucho más que no usar agroquímicos. Es un sistema de producción que trata de utilizar al máximo los recursos, dándole énfasis a la fertilidad del suelo y la actividad biológica y al mismo tiempo, a minimizar el uso de los recursos no renovables y no utilizar fertilizantes y plaguicidas sintéticos para proteger el medio ambiente y la salud humana.
Según la Comisión del Codex Alimentarius (1999), “La agricultura orgánica es un sistema holístico de gestión de la producción que fomenta y mejora la salud del agroecosistema, y en particular la biodiversidad, los ciclos biológicos, y la actividad biológica del suelo. Hace hincapié en el empleo de prácticas de gestión prefiriéndolas respecto al empleo de insumos externos a la finca, teniendo en cuenta que las condiciones regionales requerirán sistemas adaptados localmente. Esto se consigue empleando, siempre que sea posible, métodos culturales, biológicos y mecánicos, en contraposición al uso de materiales sintéticos, para cumplir cada función específica dentro del sistema”.