Separamos los residuos, tenemos tachos diferenciados en el hogar y guardamos tapitas de plática para donar. Nos preocupa el planeta y nos interesa el tema, pero más de una vez desconocemos por qué es importante reciclar y para qué sirve.
Cuando no entendemos por qué es importante reciclar, nos privamos de entender de qué manera podemos sumarnos a un estilo de vida sustentable
Para empezar, se trata de una acción destinada a reducir nuestra huella ecológica: podemos hacerlo entendiendo el proceso de la basura, reduciendo el consumo energético y cuidando los recursos naturales, entre otras cosas. Conoce qué más puedes hacer para cuidar la tierra que habitamos y vivir mejor.
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Para comprender su valor, lo primero que tenemos que saber es qué es el reciclaje. Es un acto mediante el cual se reutilizan elementos y objetos para disminuir la cantidad de basura y evitar desechos innecesarios que dañen el medioambiente.
Casi todos los elementos que nos rodean pueden ser reutilizados en diferentes situaciones. Aunque aún quede un largo camino por delante, la vocación sustentable de gobierno, empresas e individuos anticipan muchas innovaciones en esa dirección.
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Reciclar contribuye a evitar el deterioro del planeta, la destrucción de bosques y la contaminación de ríos, mares y océanos. Sus ventajas a nivel energético y económico son indiscutibles.
Repasamos cinco motivos por los cuales es importante reciclar para inspirar y motivar que más gente se sume al compromiso de cuidar los recursos que nos regala la tierra y reducir lo más posible nuestra huella ecológica.
El principal motivo por el cual es importante reciclar es proteger al planeta de los efectos nocivos de la sobreproducción y el consumo desmedido. Repasamos los principales beneficios de separar y reutilizar la basura:
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Otro de los beneficios del reciclaje es su contribución al ahorro de energía, con lo cual transitivamente ayuda a contrarrestar el cambio climático. Te explicamos cómo:
Al reutilizar el vidrio, el papel o el plástico reducimos el uso de materias primas y, por lo tanto, podemos ahorrar una enorme cantidad de recursos naturales valiosos. Estos recursos son fundamentales para evitar la contaminación del ambiente. Un ejemplo claro son los árboles, que absorben el monóxido de carbono y producen oxígeno. El CO2 es uno de los principales causantes del calentamiento global, con lo cual los bosques son nuestros grandes aliados a la hora de combatir el cambio climático. Protegerlos es clave.
A partir de elementos reciclados se pueden crear nuevos productos originales, creativos e igual de prácticos y duraderos que los fabricados con materias primas naturales. Se pueden usar cajas tipo tetrabrik para hacer cajas de zapatos, latas de gaseosa para hacer un neumático, palets de madera para fabricar muebles o buzos polar a partir de botellas de plástico.
No hace falta hacerlo con nuestras propias manos. Por ahora, a nuestro alcance tenemos solamente algunas opciones, pero cada granito de arena suma y nadie duda que la solución es colectiva. Lo importante, a nivel individual, es cuidar la energía, no desperdiciar recursos y separar los residuos; luego, la reutilización puede quedar en manos de los expertos.
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Gracias a los materiales reciclados han aparecido muchas empresas de diseño que buscan respetar el medioambiente y reutilizan desechos hogareños o industriales para hacer objetos muy lindos y/o súper prácticos.
Uno de los beneficios menos conocidos del reciclaje, justamente, es su capacidad de generar nuevos puestos de trabajo y contribuir a la economía. El proceso de reutilización de residuos necesita de empresas y personas que recojan los materiales y los clasifiquen. Además, el reciclaje permite impulsar pequeños proyectos que tengan un impacto positivo en grupos desfavorecidos.
Si queremos ir un poco más allá de la separación de residuos, podemos profundizar sobre otras maneras de reducir nuestra huella ecológica. ¿De qué es trata? Es un indicador de sostenibilidad que mide el impacto de nuestra vida en el entorno. Parte de la base de que todas las decisiones de consumo que tomamos afectan al medioambiente y que somos responsables de ellas.
Podemos hacer algunos recortes para contribuir a un mayor desarrollo sustentable y te contamos cuáles son.
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Si queremos reducir nuestra huella de carbono, lo primero que tenemos que hacer es tomar consciencia de lo que consumimos. Podemos desde alargar la vida útil de lo que ya tenemos hasta comprar en tiendas o emprendimientos que fabriquen sus productos aprovechando materiales desechados.
Son fáciles de encontrar en Internet y hacen de todo: mochilas, macetas, juguetes y mucho más. Por lo general, no se trata de negocios costosos y se pueden cubrir muchas de nuestras necesidades sin descuidar al medioambiente.
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Los autos son la principal fuente de emisión de dióxido de carbono. Estas emisiones son las que generan los gases de efecto invernadero que aceleran el cambio climático.
Moverse en bicicleta o transporte público para distancias más largas es una excelente manera de hacerte bien mientras cuidas el planeta. Todo lo que tiene que ver con la economía colaborativa, justamente, se basa en esos principios: compartir recursos para no consumir y dañar de más.
Otra medida que podemos tomar es evitar el desperdicio de líquido en el hogar. Por ejemplo, tomar duchas más cortas y arreglar las goteras o pérdidas de agua, que desperdician muchísimos litros de agua al año. También puedes usar un vaso de agua mientras te lavas los dientes o reutilizar el agua con que cocinas para regar las plantas.
Cambiar nuestra alimentación también puede reducir nuestra huella de carbono. Lo primero es empezar por no desperdiciar, pero también podemos prestar más atención a lo que compramos. Por ejemplo, evitar los envasados plásticos y comprar productos locales, de temporada, que reactivan la economía local; otro punto es usar bolsas reutilizables y desterrar las plásticas para siempre; bajar el nivel de productos químicos hogareños, etc.
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Una iniciativa con muchos beneficios es armar una huerta en casa. No hace falta contar con un jardín espacioso, se puede hacer en el balcón usando macetas y cosechar frutas y verduras para el consumo personal. Además, es una actividad sumamente relajante que se puede compartir con toda la familia.
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