Sobre el arte, los dioses y la vieja costumbre de enfrentar el fin del mundo, por Leonor Benedetto

La prestigiosa actriz comparte una profunda reflexión sobre los tiempos que corren y las posibilidades que tenemos hoy, y desde siempre, en nuestras manos.
la cruz de cada uno soltar semana santa

El fin del mundo ha sido tema de fascinación para la humanidad desde el principio de los tiempos y, ya sea para evitarlo o propiciarlo, fueron apareciendo distintas religiones, cada una con su correspondiente dios, creencias, rituales, premios y castigos.

Los humanos fuimos dejando huella y testimonio de nuestras formas de vida y quehaceres desde las manifestaciones más rudimentarias hasta las más sofisticadas. Desde las pinturas rupestres encontradas en las excavaciones y el insondable misterio de Pompeya hasta las faraónicas pirámides construidas para honrar a los muertos y lograr la comunicación con Dios.

En cada uno de estos legados recibidos están presentes la vida y la muerte y el intento de llegar a lo divino. Y la forma elegida por el humano ancestral y por el contemporáneo fue, y sigue siendo, la misma: el arte

Y es ese producto de la necesidad y la imaginación lo que me permite invocar y agradecer a los dioses y, lo que es tal vez la máxima aspiración humana, la comunicación con el otro semejante. Ese, que es igual a mí pero distinto, es el destinatario eterno de mi caos, mi goce y mi desesperación. El que ordena o desbarata.

duelo

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Ambos sabemos que el fin del mundo ha ocurrido varias veces y que de cada una han quedado testimonios. Atravesamos guerras, hambrunas, pestes, infierno y paraíso y allí están Miguel Ángel, Beethoven, Mozart, Keops, Notre Dame, Picasso, Wagner, Los Beatles, Altamira, Bansky, Hypatía, Homero, Lady Gaga y Virginia Woolf.

En el arte se encuentra, desembozada e impúdicamente manifiesta, la incansable y desesperada búsqueda de la armonía y la belleza.

Nada nos impide considerar lo que estamos viviendo como otro fin del mundo. Y estaremos en lo cierto. Hay un mundo que se desmorona delante de nuestros ojos y de nuestras conciencias. Un mundo que propicia la desigualdad, la injusticia, la inequidad y el hambre

Y no sirve decir que eso ha existido siempre. Si lo usamos como excusa estaremos aceptando que seguimos igual que en la Edad Media pero con vacunas, trasplantes de órganos, viajes interplanetarios y tecnología de última generación.

El arte pone de manifiesto, muchas veces sin contar con la plena voluntad del artista, las necesidades humanas, sus conflictos y la posibilidad de su resolución. Los grafiteros, los raperos, los músicos callejeros, las estatuas vivientes y hasta Tik Tok y los videojuegos son un grito que clama por un mundo más humano y solidario.

Todo está a la vista, solo falta querer ver.

P/D 1: El universo se reserva el derecho de admisión y permanencia. No queda tiempo, pero sobran lugares: sentado, esperando que “todo vuelva a la normalidad”, o en el escenario de la vida verdadera que necesita ayudantes, aunque no tengan experiencia previa.

P/D.2: La entrada es gratis. Solo hay que mirar a los ojos y decir: “He estado pensando…”.

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