Dos mujeres cobraron el IFE y armaron una verdulería en Berazategui

Son cuñadas, buscan reiventarse en medio de la pandemia y multiplicar el dinero recibido por el Estado para mejorar la situación de sus familias. Dicen que “el país se va a levantar trabajando”.
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Dos mujeres, cuñadas entre sí, invirtieron el dinero que cobraron por el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) para montar una verdulería en la localidad de Gutiérrez, en el partido bonaerense de Berazategui, un emprendimiento con el que buscan multiplicar ese dinero y reinventarse en medio de la pandemia de coronavirus.

Se trata de Fabiana Jáuregui y su cuñada Mariela Fernández, quienes instalaron una verdulería en la puerta de la casa de esta última, en 457 esquina 409, de Gutiérrez.

“Mariela vendía rosquitas y medialunas que cocinaba ella pero al empezar la pandemia con las restricciones para circular, bajaron las ventas y un día viene a mi casa y me dice: `si cobro el IFE voy a poner una verdulería'”, contó Fabiana.

En el barrio de Fernández la única verdulería que funcionaba cerró al empezar la cuarentena, por lo que Mariela pensó que sería un buen negocio invertir el IFE en ese emprendimiento.

“Si yo también cobro el IFE colaboro con la verdulería”, le respondió entusiasta Fabiana a su cuñada en esa oportunidad.

Mariela vive con su hijo en la casa de su madre; Fabiana, su cuñada, tiene dos hijos y un esposo que se dedicaba a la construcción y vio paralizada su actividad debido a las restricciones para contener los contagios de coronavirus.

Una vez que recibieron la ayuda dispuesta por el Gobierno nacional no perdieron el tiempo y al día siguiente se levantaron a la 1 de la mañana para ir al Mercado de Berazategui a comprar los cajones de frutas y verduras para empezar.

No dejamos que la pandemia nos paralice o deprima, sabemos que el trabajo dignifica y buscamos la forma de reinventarnos, de producir”

“No sabíamos nada de comprar en el mercado, fuimos aprendiendo. En esa primera compra trajimos lo que considerábamos era esencial: papas, cebolla, mandarina, verdura de hoja”, cuenta Fabiana, que aún se ríe al recordar cómo lidian para cargar las bolsas de papa en el automóvil Peugeot modelo 87 que heredó Mariela de su padre.

La mujer contó que al mercado van con gorros, barbijo, máscara de protección y guantes y “la fe en que Dios nos guarda, de hecho hace unas semanas el mercado cerró por varios casos de coronavirus y no nos contagiamos a pesar de haber estado en contacto con esa gente”.

La verdulería funciona desde las 8 hasta las 13.30, luego hacen un espacio para almorzar y descansar y reabren a las 17 para seguir trabajando hasta las 20

Por la noche, el carrito queda estacionado en la calle, pero ambas se encargan de guardar en la casa de Mariela todos los cajones de frutas y verduras, las garrafas y bolsas de carbón.

“No dejamos que la pandemia nos paralice o deprima. Si bien pasamos por distintas etapas emocionales sabíamos que el trabajo dignifica y buscamos la forma de reinventarnos, de producir”, dijo entusiasta.

Fabiana dice tener “plena confianza” en que esta pandemia “va a pasar y el país se va a levantar trabajando”.

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