Hay muchas razones por las cuales mucha gente la pasa mal en las fiestas. Pero algunas son fácilmente evitables si aprendemos y actuamos con empatía. Es el caso de la pirotecnia, que se convierte en un verdadero calvario para los niños con TEA, Trastorno del Espectro Autista, según describen tanto padres como especialistas.
Al tener su capacidad auditiva incrementada, las personas con trastorno del espectro autista perciben los estruendos como una verdadera catástrofe, se estresan y sufren mucho, en lugar de disfrutar un momento que debería ser lindo para todos. Es tal el impacto que, incluso, los profesionales relatan que los primeros días de enero deben ayudarlos a reponerse del impacto de los festejos.
El Trastorno del Espectro Autista (TEA) tiene entre sus síntomas la hipersensibilidad en sus sentidos y sobre todo el auditivo. Las personas con autismo son muy sensibles a los estímulos externos: sonidos, imágenes, olores, y por lo tanto la pirotecnia los afecta directamente”.
Según los especialistas, la pirotecnia “suele ser una carga de estímulos muy alta, por el ruido o por las luces, los fuegos artificiales tienden a desorganizar en exceso a los chicos con TEA”.
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Las personas con autismo son muy sensibles a los estímulos externos: sonidos, imágenes, olores, y por lo tanto la pirotecnia los afecta directamente
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