"El yoga es un camino a través del cual cada uno va evolucionando"

Mariano Lencina y una reflexión acerca del yoga que vale la pena tener en cuenta.

Cuando entramos a su espacio de trabajo, allí donde da sus clases, Mariano Lencina, instructor de yoga (y además paisajista) nos recibe con una sonrisa. Acaba de terminar una de sus clases de la mañana, las luces del salón son muy tenues, por una ventana del frente entra un fantástico rayo de sol y en el aire se percibe una sosegada sensación de calma y acción.

Dos chicas de las que habían tomado su clase, rezagadas, terminan de atarse las zapatillas y salen deseándonos que tengamos un buen día con un breve saludo. Todavía se siente un suave perfume a palo santo en el ambiente pero igualmente Mariano toma un encendedor y enciende un poco más el trocito de madera, solo un instante, “para no ahogarnos” dice y vuelve al costado del salón donde estamos nosotros, acomoda unos almohadones y nos invita a sentarnos allí para conversar.

Viendo a esas chicas salir apuradas mientras Mariano acomoda el lugar, me distraigo pensando durante un segundo en cómo harán ellas para compatibilizar su vida en nuestra sociedad con la práctica del yoga, que a priori parecen estar en sendas muy distantes. Y con esa pregunta, antes de iniciar formalmente la entrevista, ataco a Mariano que estaba dándole unos suaves golpecitos al almohadón donde iba a sentarse.

¿Podemos convivir los occidentales con esta práctica “importada” de lugares donde se vive de otra manera, con otros modos, costumbres y realidades?

Por supuesto. El Yoga es un camino, y para muchos es El camino. Un camino a través del cual cada uno va evolucionando, creciendo. El occidental tiende a confundir, a mal interpretar, (a sabiendas o no) las enseñanzas y la filosofía del Yoga. Pareciera que para nosotros el yoga se reduce a la relajación, la meditación y las posturas (las famosas asanas); y de esta forma entramos en un gran error, pues casi diríamos que vamos de un extremo del collar al otro y nos salteamos una infinidad de “perlas”, etapas, ramas del yoga que se abordan en la medida que el ser humano involucrado o aspirante comprometido, va descubriendo y forman parte de su evolución. Por eso digo que el Yoga es un camino y que para muchos es El camino.

Mariano Lencina instructor yoga 3

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¿Entonces si el Yoga es UN camino, eso quiere decir que es igual para todos sin importar como seas?

Todas las sendas del Yoga nos llevan a un estado de salud física, paz mental y armonía espiritual, por recorridos diferentes aunque complementarios.
Unas personas tienen tendencia a preguntarse más acerca de la naturaleza de las cosas. Otras necesitan mucha actividad física para sentirse bien. Las hay que se sienten realizadas cuando se entregan a los demás.

Por eso cada sendero es adecuado para cada forma de ser. Sin embargo a medida que vamos evolucionando nuestras tendencias pueden variar, y por eso todos los caminos son necesarios y se complementan unos a otros. Están ahí para que cualquier persona pueda tomarlos en el momento en que los necesite.

¿Y cómo podemos empezar a recorrer ese camino, a llevar adelante esa búsqueda?

Cuando decíamos que a grandes rasgos la humanidad tiende a minimizar al yoga en dos o tres actividades, es porque pareciera que la actividad práctica dinámica se limitaría a las asanas o posturas como si las mismas fueran solo ejercicios de Pilates, o acrobáticos o de contorción, solo buscando una forma física. En contraposición está la relajación y meditación…una solo recostado y la otra en postura “de loto”, ambas totalmente estáticas, realizando algún tipo de mudra con los dedos de la mano, respirando (demasiada inhalación y mínima exhalación) y por qué no un OMmmmm para acompañar junto con algún sahumerio y música étnica de fondo; donde la mayoría se duerme o se contractura intentando mantener su espalda recta. Esta imagen resumiría a grandes rasgos lo que la mayoría entiende por Yoga.

Yoga Iyengar

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La vida Yoguica es más que esto, es Karma Yoga (acción consciente), Bakti Yoga (devoción), Jñana Yoga (conocimiento) y Raja Yoga (trabajo mental) entrelazadas todas y superpuestas como las ramas y los vástagos de una Glicina entrecruzándose, pero siempre trepando al cielo enredando la columna que las sostiene, que les permite crecer.

El Ser Humano viene al mundo a perfeccionarse vida tras vida, a “vivir una experiencia material” pero es un ser Espiritual.

Nosotros como seres humanos somos el sostén del Yoga, y sobre nosotros ese Yoga, con todas sus ramas, puede expresarse, pues si el Ser Humano no dice “sí, quiero” el Yoga no se puede mostrar y demostrar, experimentarse, evolucionar y reafirmarse como una certeza que el ser Humano es inmortal.

¿A qué se debe el auge del yoga en esta época?

Es que la neurociencia y otras ciencias, cinco mil años después de los primeros yoguis, reafirman lo que aquellos iluminados descubrieron entonces.

Los primeros Yoguis fueron aquellos que experimentaron, comprometidos consigo mismos y con la Humanidad, en sus propios cuerpos y mentes todas las técnicas que hoy conocemos, las médicas científicas, psicológicas y sociales,…estudiaron el cuerpo y el comportamiento de la mente, de los pensamientos, de las emociones, en la oscuridad de una caverna helada, en un desierto o inmersos en la sociedad de su tiempo, y cinco mil años más tarde, la ciencia revela poco a poco lo que ellos fueron descubriendo al experimentar con sus propios cuerpos y mentes.

Algunos hicieron hincapié en el Yoga de acción o Karma Yoga (tratando de actuar en la vida cotidiana sin esperar recompensa por sus actos- acción desinteresada-) y otos , los Sannyasines, desprovistos de objetos materiales vagaban buscando a Dios, la Felicidad, el Extasis, mediante la inacción, la contemplación, la meditación,salir de su cuerpo material y fundirse con la Divinidad.

¿Por qué crees entonces que es recomendable la práctica del yoga en este tiempo y en esta cultura?

En esta Era del Materialismo, ante lo complejo de la subsistencia humana y la carencia extrema de valores hay que realizar un esfuerzo excesivo, casi imposible, ante el ya complejo y cierto camino del aspirante de cualquier época.

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Y cuando alguien está compenetrado con la actividad del Yoga logra concentrar su mente en el momento presente, alejando los fantasmas del pasado y del futuro. De esta forma el instante que se vive se absorbe , se concientiza, se aprehende. El cerebro al conocer la acción la interioriza y la mecaniza, y nunca más la olvida. Por eso es tan importante la atención durante el proceso de aprendizaje, que aquello que se aprende sea de calidad y para beneficio del estudiante; una mente dispersa, arrastrada por la Ilusión (Maya-la creación-estados emocionales) no está en condiciones de incorporar conocimiento, discernir y autoconocerse menos.

¿Y el Yoga nos ayuda en ese esfuerzo?

El tema es que se puede leer al mejor autor, el mejor mensaje, el más profundo pensamiento; pero si el alumno no está preparado, el mensaje- como “maestro”- nunca llega. La mente debe tratar de mantenerse diáfana, concentrada, abierta, serena, para ello el yoga se vale de varias técnicas, algunas “engañosas”, para que la concentración se haga presente. Así, como una espiral ascendente, abarcando todos los planos, físico, mental y espiritual el aspirante abrazado al Yoga “crece”, expandiendo su conciencia y aportando su propia evolución a su sociedad, a la Humanidad.

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Mirá, una de las fuentes más confiables sobre la Filosofía del Yoga se halla entre las escrituras más antiguas que existen, Los Vedas, llamado Bhagavad Gita (Cantos del Señor ), donde a modo de relato épico, Dios ( Krishna) guia a Arjuna(ser Humano) sobre los secretos de la vida y sobre Dios, sobre el Arte de Vivir.

Nos levantamos para salir, agradecemos a Mariano el tiempo que nos concedió y mientras nos estamos preparando él nos regala la última frase, a modo de despedida: “Miren, justamente esta es una cita del Bhagavad Gita que puede ayudar a pensar un poco en esto que charlamos. “Ama, bebe, digiere la acción en sí misma, todo lo demás, desarrollo espiritual, etc., viene luego de la acción perfectamente realizada”.

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