Científicos demuestran los efectos nocivos de irse a dormir enojados

Darle muchas vueltas a un asunto, a un problema, a una resolución que debemos tomar siempre genera estrés y nos pone de mal humor. Pero ahora podemos decir que si encima nos llevamos los problemas a la cama, nos puede hacer peor todavía.

Un equipo de investigadores de la Universidad Normal de Beinjing acaban de publicar un estudio en Nature Communications en el han logrado demostrar que nuestro cerebro graba intensamente en la mente los problemas cuando decidimos irnos a dormir con ellos dando vueltas por nuestra cabeza.

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Para llevar adelante la investigación, el equipo de especialistas contó con la participación de 70 voluntario varones, estudiantes universitarios, con quienes se utilizó una técnica de psicología llamada "la tarea del pensar/no pensar de la siguiente manera: primero se le mostró a cada uno fotos de caras neutrales, luego a cada una de ellas se le asoció una foto perturbadora (como gente herida o niños llorando). Transcurrido un tiempo, se les volvió a mostrar los rostros, pidiéndoles que intenten suprimir las imágenes negativas que habían relacionado a ellas.

Una vez que se había hecho la asociación, se les citó veinticuatro horas después para hacerles olvidar las connotaciones negativas a través de la segunda sección de esta técnica consistente en recordar la asociación cuando se les dice que piensen y tratar conscientemente de no pensar en ello cuando se les dice que no piensen.

Este procedimiento, que parece simple, ha mostrado dar buenos resultados para entrenar a las personas de cara al olvido de malos recuerdos; aunque, lógicamente, es bastante difícil de conseguir.

Para verificar si había o no alguna diferencia, se repitió todo el proceso de nuevo, pero esta vez realizando la práctica del pensar/no pensar sólo 30 minutos después de haber asociados las imágenes, sin una jornada de sueño de por medio, resultando mucho más fácil el proceso de olvido que en el caso anterior.

Justamente previendo las diferencias, los investigadores chinos mientras consultaban a los voluntarios también les realizaban una resonancia magnética funcional, en la que se veía cómo evolucionaba la actividad de su cerebro a medida que los malos recuerdos se consolidaban.

Así, en los que realizaron el ejercicio de pensar/no pensar 30 minutos después de la asociación de imágenes, la mayor actividad cerebral se encontraba en el hipocampo, que es una región cerebral relacionada con la memoria.

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Sin embargo, los que lo hacían 24 horas después, mostraban actividad en otras muchas zonas, como la corteza parietal lateral, el giro angular o el giro temporal medio.

"La actividad del cerebro durante esa tarea muestra que los circuitos neuronales involucrados en la supresión de la memoria, que al principio se ubicaban en el hipocampo, mutaron hacia un patrón más distribuido a lo largo del córtex" después del sueño, señala el estudio.

Esto les permitió a los investigadores establecer una posible teoría sobre el modo en que se gestionan los malos recuerdos en el cerebro, pues parece ser que durante el sueño pasan de estar centrados en la memoria a corto plazo, controlada por el hipocampo, a distribuirse por el resto del cerebro, quedando consolidados con más fuerza.

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