3 horas de sofá y tele por día pueden dañar la capacidad intelectual

La vida sedentaria, asociada a muchas horas de televisión, se asocia desde hace años a un deterioro en la salud. Es más: se comparó el daño con el que produce el tabaco. Ahora, un estudio realizado durante 25 años por diversas universidades estadounidenses va más allá: asegura que el consumo elevado de televisión y la escasa actividad física generan un deterioro cognitivo a largo plazo

Abusar del sofá, dice, no sólo daña el corazón sino también al cerebro. "Bajos niveles de actividad física y altos niveles de consumo de televisión durante la juventud y la edad adulta se asocian con peor rendimiento cognitivo al llegar a la mediana edad", concluyen los autores del estudio.

En particular, estos comportamientos se asocian con tener una velocidad de procesamiento de información más lenta y pero capacidad cognitiva como podría ser memorizar un teléfono o seguir el hilo de una conversación con distracciones. Comparados con otros sujetos que sí eran activos y veían poca televisión, los más sedentarios tenían hasta el doble de posibilidades de obtener resultados pobres en distintas pruebas para medir el estado de forma del cerebro.

Los investigadores siguieron la evolución de más de 3.200 adultos durante 25 años (entre 1985 y 2011), para ver cómo les afectaba el alto consumo de televisión y la práctica ausencia de actividad física.

Si bien la suma de ambos factores determinaba los peores resultados intelectuales al cabo de un cuarto de siglo, los resultados son más pobres en aquellos que pasaron más tiempo ante la tele que entre quienes hicieron poco ejercicio. Los resultados, publicados en la revista JAMA Psychiatry, consideran un consumo televisivo de riesgo para la salud intelectual el que supera las tres horas diarias.

"Este es uno de los primeros estudios que demuestran que estos comportamientos de riesgo pueden ser objetivos fundamentales para la prevención del envejecimiento cognitivo, incluso antes de llegar a una edad mediana", aseguran los investigadores.

Como posible explicación, proponen que la actividad física durante la edad adulta puede preservar la capacidad intelectual y contribuir a la producción de neuronas y al buen estado de forma de sus conexiones, particularmente en regiones asociadas con la función ejecutiva y la velocidad de procesamiento de pensamientos.

Este es uno de los primeros estudios que demuestran que estos comportamientos de riesgo pueden ser objetivos fundamentales para la prevención del envejecimiento cognitivo", asegura el estudio.

 

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