Okinawa: 7 secretos japoneses para vivir más de 100 años

Alimentación a base de pescado, entrenamiento constante y actitudes positivas lograron que los japoneses obtengan un nuevo récord mundial. Las claves de un país que tiene a más de 65 mil habitantes centenarios.

Según la Organización Mundial de la Salud, Japón volvió a batir el récord mundial de personas con más de 100 años en su población. La gran mayoría vive en la isla de Okinawa, un sitio que, según el investigador Dan Buettner, es una de las zonas más longevas del planeta. Pero no es excepción en aquel rincón del mundo. Gran parte del país nipón tiene buena parte de la población con más de 80 años.

Es más: en 2016, más de 65.000 japoneses cruzaron la barrera de los 100 años. Y contando… Pero, ¿qué comen? ¿Cómo enfrentan los problemas que les presenta la vida? El método japonés para vivir cien años, escrito por la periodista Junko Takahashi, nos ayuda a entender los hábitos que los llevan hasta allí.

En Okinawa nadie es apartado de sus quehaceres por su edad. Todo se va adaptando a lo que uno puede hacer en cada momento, pero todos tienen un lugar en la sociedad y todos se consideran útiles. No hay nada más happy aging que las relaciones humanas.

Los secretos de Okinawa para vivir más de 100 años

"A través de sus historias increíbles se descubre que tienen mucho que enseñarnos sobre cómo vivir más tiempo, y lo que es más importante, cómo disfrutarlo", dice Takahashi. Compartimos algunos consejos.

  • Alimentación

Su alimentación es alta en carbohidratos, procedentes de los vegetales, y baja en lípidos (grasas). Cada japonés consume cerca de 54 kilogramos de pescado al año (Argentina no llega a 5 kilos per cápita).

Según Takahashi, además, todos coincidían en su forma de comer: masticando bien, haciendo cuatro comidas al día y sin llenar de todo el estómago.

Lo llaman el hara hachi bun me y significa que hay que dejar de comer antes de llenarse

  • Personalidad

Aunque la personalidad de cada uno de los centenarios que ha entrevistado Takahashi es distinta, pudo aclarar: "Los centenarios son francos, resueltos, escrupulosos, sociales, curiosos, liberales y tienen un espíritu que les impide rendirse".

  • Trabajo

Takahashi observó que la mayoría de las personas que llegaron a cumplir 100 años, trabajaron hasta los 90. Eran, además, gente que obtenían una gran satisfacción en compartir su conocimiento con los demás.

  • Salud

Dato importante: los japoneses acuden al médico, en promedio, más de 13 veces al año, lo que permite detectar enfermedades en su fase inicial.

  • Actividad física

La actividad física continuada evita el síndrome de la fragilidad en las personas mayores. Es decir, hace que no se atrofien los músculos y que sigan manteniendo el apetito.

Aunque los japoneses siguen haciendo ejercicio pasados los 70 y 80, adquieren el hábito del entrenamiento desde niños a través de la calistenia, una especie de "rutina nacional" a la que se entregan todos los vecinos independientemente de cuál sea su edad

La calistenia son una serie de ejercicios que desde bien temprano –comienza a las seis y media de la mañana– puede seguirse desde cualquier lugar a través de la televisión y la radio.

  • Culturización

Los japoneses son los mejores en recoger algo que funciona y llevarlo a su esplendor, desde la tecnología a la tradición. De hecho, allí conservan un culto a la artesanía o a la cultura del samurái.

  • Amor por la naturaleza y buen sol

Ya sea realizando labores de jardinería o cultivando algo en sus huertas –como la mayoría de centenarios de Okinawa– lo cierto es que a los japoneses tienen hobbies al aire libre que ayudan, por ejemplo, a potenciar la absorción de vitamina D y la asimilación de minerales esenciales como el calcio.

  • Buscar la felicidad

"En Japón, actualmente el país más longevo del mundo, hay muchos centenarios que siguen gozando de la vida", sostuvo Takahashi. Existe, por tanto, entre ellos, un alto nivel de percepción de felicidad que mantienen a pesar del deterioro físico y cognitivo propio de su edad. El doctor Nobuyoshi Hirose lo atribuyó, en sus estudios gerontológicos, a ciertos aspectos adaptativos que se desarrollan a medida que envejecemos. Con los años, los ancianos pierden interés en lo material o el estatus social y gozan de una mayor tranquilidad mental.

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