Desarrollo infantil: ante las dificultades, intervenir sin patologizar

Aurora Lucero es psicóloga, especialista en psicología perinatal. Investigadora del Conicet, habló con Buena Vibra sobre la importancia de abordar las dificultades a edades bien tempranas, evitando rótulos que conviertan un síntoma en patología.

¿Qué etapa abarca lo que se conoce como primera infancia?

La primera Infancia empieza con el nacimiento y llega hasta los tres años del niño.

¿Qué se entiende por desarrollo infantil?

El desarrollo es un proceso de evolución desde etapas más primarias hacia etapas posteriores que implican mayores niveles madurativos y cognitivos. Está asociado al aprendizaje que se da en interacción con estímulos ambientales, los cuales están presentes incluso antes del nacimiento.

La maduración también es importante debido a que la misma es la tendencia fundamental del organismo para organizar la experiencia e ir transformándola en aprendizaje. Los estímulos ambientales que intervienen en las primeras etapas evolutivas del niño generan procesos de aprendizaje que determinan nuevas modalidades de comportamiento que, consolidadas, dan lugar a nuevos procesos de aprendizaje. La maduración y el aprendizaje funcionan de manera dinámica, influyendo una sobre otra para lograr el desarrollo.

Un niño necesita estar seguro afectivamente para tener la posibilidad de explorar y aprender

¿Qué relación hay entre el desarrollo del niño y el vínculo con los padres?

La función vincular está presente desde los primeros momentos de la gestación y se va complejizando y tomando diversas formas a medida que pasa el tiempo y cada miembro de la díada vincular realiza su aporte. Como el niño, cuando nace, necesita de otro que los sostenga como sujeto psíquico, es allí donde la madre, o quien se haga cargo de la función materna, aporta con el vínculo dicho sostén, lo que le permite al bebé recién nacido empezar a construir la seguridad afectiva para un buen desarrollo en las diversas áreas.

De la misma manera en que alimentamos al niño “orgánicamente”, también debe ser alimentado vincularmente para el desarrollo psíquico y de la inteligencia. Esta última se alimenta con el vínculo y, así como los pediatras nos aconsejan cómo atemperar la alimentación del niño desde los primeros días, con la Estimulación Vincular Temprana ayudamos a los padres a nutrir saludablemente el vínculo con el bebé desde los primeros tiempos.

En las primeras etapas de vida del niño, la plasticidad neuronal da un margen de acción mucho más amplio que en edades posteriores

¿Qué herramientas se utilizan para evaluar al niño?

Las herramientas que se utilizan son diferentes escalas de Desarrollo Psicomotor y Cognoscitivo, que nos permiten evaluar cómo se está llevando a cabo el desarrollo del niño, sus procesos, y los percentiles esperados para su edad. Las escalas que utilizamos, son la Escala de Evaluación del Desarrollo Psicomotor (EEDP), la Escala Argentina de Inteligenicia Sensorio Motriz, La Prueba nacional de Pesquisa, y Procedimiento Argentino de la Situación Extraña que nos permite evaluar el Apego del niño, entre otras.

¿Qué señales nos pueden advertir que un niño está presentando una dificultad?

Las señales que debemos tener en cuenta son todas aquellas referidas al desarrollo. Hoy en día los padres están informados a cerca de los hitos principales del desarrollo de un niño por los diferentes accesos que tienen a esta información, sobre todo con Internet. Estas señales más básicas están referidas a logros como la sonrisa o el intercambio social.

Un niño que no sonríe a los tres meses, no fija la mirada, no sostiene la cabeza durante el primer trimestre, que no interactúa con los otros a partir del cuarto mes, no imita gestos a los nueve meses, como aplaudir o bailar, no se para con ayuda de soportes como una silla, son señales sencillas que deben llamar nuestra atención.

Cuando empezamos a notar que el niño, a medida que pasa el tiempo, no cumple con determinados hitos de desarrollo en el área motriz, de lenguaje, social o de coordinación, o bien que presenta grandes montos de angustia frente a terceros desconocidos, hecho que llega a impedirle la exploración o el intercambio con los otros, es necesario alertarse y consultar.

En su primera infancia, el niño necesita un otro que alimente su inteligencia a través del vínculo

Muchas veces los padres no sabemos qué es normal y qué puede suponer un problema, y demoramos la consulta...

Es importante saber que hacer una evaluación del niño antes de los dos años nunca está de más. Inclusive nos permite detectar precozmente algún tipo de dificultad si la hubiere y no fuera manifiesta. Son fundamentales los primeros mil días de vida del niño, de los cuales, 270 días corresponden al embarazo, 365 al primer año y, 365, al segundo.

Es la etapa fundamental de una persona en la cual se alcanzan los mayores logros, especialmente los afectivos, que estarán en la base de los aprendizajes futuros.

Por otro lado, una evaluación temprana, también nos ayuda a saber que las diferentes estrategias de estimulación que estamos empleando en casa son las adecuadas, lo cual se refleja en los logros alcanzados por el niño. Una evaluación a tiempo nos permite afinar dichas estrategias si por algún motivo las estuviéramos aplicando de manera poco adecuada.

Juegos niños

Hoy en día, desde diversas asociaciones científicas, advierten una tendencia a la patologización de la infancia, etiquetando a niños en función de parámetros que subestiman la singularidad de cada niño...

Justamente, la posibilidad de intervenir sin patologizar la da el saber que podemos evaluar el desarrollo de nuestro niño, simplemente para saber si estamos empleando las estrategias adecuadas y, en caso de que no fuese así, tener la posibilidad de acceder a un proceso de psicoeducación centrado en las potencialidades del niño y sus padres y no en el déficit.

Es la posibilidad de prevenir tempranamente, en estas primeras etapas de vida del niño, en las que la plasticidad neuronal nos deja un margen de acción mucho más amplio que en edades posteriores. En esos primeros 1000 días, se asienta el desarrollo del niño.

¿En qué consiste el servicio de estimulación vincular temprana del CIIPME?

El Servicio de Estimulación Vincular Temprana que brindamos en CIIPME-CONICET, tiene como eje vertebral, poder actuar a edad temprana, sobre todo interviniendo en el vínculo, el cual es la base de todos los aprendizajes posteriores del niño. Un niño que sabe que cuenta con una base segura, como llama Bwolby al cuidador en el cual el niño siente confianza, es un niño seguro afectivamente que tiene la posibilidad de explorar y aprender.

A veces un pequeño desajuste en el área vincular tiene importantes efectos en los aprendizajes y desarrollo del niño. En este caso, trabajamos con el niño y con sus padres, mediante cámara gesell, llevando adelante el proceso de Estimulación Vincular Temprana, atemperando el vínculo del niño con la madre o padre y viceversa. Los desajustes vinculares no sólo se dan por carencia sino también por exceso. En estos casos, es ir buscando juntos la medida justa para cada niño en particular, según sus necesidades singulares.

Es un trabajo casi artesanal, que llevamos a cabo en el proceso de formación del psiquismo temprano del niño

¿En qué se diferencia el abordaje del CIIPME de otros diagnósticos y/o tratamientos? 

En cuanto a la comparación con otros tratamientos, en este caso hablamos de la posibilidad de intervención temprana. Es posar la mirada de manera precoz en el vínculo que se está gestando en el niño con sus primeros objetos de amor, antes de los tres años, para trabajar intensamente con él y sus padres, en conjunto. No trabajamos con el niño solo.

Es importante detectar quién funciona para este niño como base segura, y a partir de allí trabajar en equipo con quien cumple esta función, porque el trabajo principal es a nivel vincular, teniendo en cuenta todas las etapas evolutivas del psiquismo del niño. Es un trabajo casi artesanal, que llevamos a cabo en el proceso de formación del psiquismo temprano del niño, con especial protagonismo de quienes establecen los primeros vínculos afectivos con el pequeño, poniendo el foco en dicho vínculo como posibilitador de los aprendizajes futuros.

Así como se alimenta el cuerpo, se alimenta la inteligencia. Un niño, durante su primera infancia, necesita un otro que alimente su inteligencia a través del vínculo.

¿Desde qué edades recomiendan hacer una consulta si observamos algo que nos preocupa?

En el servicio recibimos niños de tres años o menos, con diversas dificultades en el desarrollo de las distintas áreas. También recibimos a niños que aún no pueden tolerar la ausencia materna o la presencia de extraños, cuando ya se encuentran en edades en las que estos logros deberían estar adquiridos, lo cual les crea importantes impedimentos a nivel social y de posterior inclusión en la escolarización inicial.

En situaciones más complejas, niños que parecieran presentar un riesgo importante en el desarrollo y cuyos padres temen los peores diagnósticos, y con una evaluación pertinente y oportuna sumada a un tratamiento intenso en equipo padres-niño-terapeuta, esos “detenimientos” en el desarrollo se convierten en logros concretos que estaban potencialmente en el niño y que requerían de estimulación no sólo en él, sino también en los padres, a través de las estrategias brindadas para poder ayudarlo. Nos centramos en las potencialidades del niño y sus padres y no en el déficit.

  • Aurora Lucero es psicóloga, especialista en desarrollo y psicología perinatal. Para más información: a_g_lucero@yahoo.com.ar

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