Salinas del Gualicho, el inmenso manto blanco de Río Negro

Actualizado: 11 de mayo de 2020

Con sus 35 kilómetros de largo y 18 de ancho, las salinas del Gualicho forman la superficie de sal más grande de la Argentina y tercera más grande del mundo y además, la más plagadas de misterio y leyendas de fantasmas y dioses tehuelches.

De hecho, su nombre hace referencia a un tipo de espíritu o ser dañino presente en las mitologías de los pueblos originarios del sur de América principalmente en la cultura Tehuelche, que se desarrolló en la zona.

Ubicada a 50 kilómetros de la villa turística Las Grutas, cerca de San Antonio Oeste este cuerpo salino, tiene entre sus principales atractivos el impredecible color de sus atardeceres, que por el reflejo del sol sobre el intenso blanco de la sal genera una amplia y hermosa gama de colores.

Las Grutas en Río Negro es ya un clásico destino turístico para quienes disfrutan de las playas ya que cuenta con las aguas más cálidas de todo el litoral marítimo argentino pero potenciar su fama y permitir que más gente conozca y disfrute de este lugar, las autoridades de la provincia de Río Negro planean para los meses de otoño e invierno organizar una serie de caminatas por superficies similares a las de la luna y de visitas guiadas en las que se pueden apreciar los vestigios de la cultura tehuelche.

El camino que conduce a este inmenso espacio blanco se caracteriza por la presencia de vegetación típica de la estepa patagónica, en la que sobresalen arbustos como el molle, el calafate, el neneo, la mata de fuego y la negra y las jarillas, y pastizales conformados por coirones, gramíneas perennes de hojas duras y punzantes que forman matas bajas y compactas.

La fauna del recorrido que separa a Salinas del Gualicho de Las Grutas permite avistar más de 100 tipos de aves, entre ellas martinetas, choiques, gavilanes y bandurritas, y mamíferos como pumas, guanacos, peludos, gatos pajonales, zorrinos patagónicos y hurones.

El relieve de la zona, que se caracteriza por sus vastas llanuras, sus montañas de escasa altura, sus mesetas escalonadas, sus valles fluviales y sus cañadones, es otro más de los atractivos del lugar.

Esta extensa alfombra blanca tiene desniveles de hasta 2 metros de alto porque hace por lo menos 300 millones de años estuvo cubierta por agua de mar, un motivo por el cual en sus capas más profundas se suelen encontrar huesos de animales petrificados y hasta dientes de tiburón.

Otra de las actividades que usualmente se realizan en los paseos, es el relato de escalofriantes historias que dan el nombre a este mágico lugar. Luces que se ven por la madrugada, voces, ruidos y movimientos extraños forman parte de folclore.

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