El Big Ben de Londres toca las últimas 12 campanadas antes de 4 años de silencio

El reloj de las Casas del Parlamento, conocido como Big Ben, es una de las imágenes más famosas de Londres, además de uno de los principales símbolos de la ciudad

Actualizado: 4 de junio de 2020

El célebre reloj Big Ben de Londres hizo sonar por última vez las doce campanadas del mediodía el lunes 21 de Agosto, antes de un silencio que será de cuatro años debido a importantes obras de restauración.

Más de un millar de personas se concentraron a las 12H00 locales (11H00 GMT) frente al palacio de Westminster, sede del parlamento británico, para escuchar la famosa campana londinense que marca las horas desde hace casi 158 años sin interrupción.

La obra de restauración, que podría durar menos de los cuatro años previstos debido al descontento manifestado por los londinenses, concierne la torre y el reloj y prevé un presupuesto de 29 millones de libras (unos 37 millones de dólares).

La torre, construida en 1858 junto al nuevo Palacio de Westminster, constituye un peculiar edificio de 106 metros de altura construido en un estilo gótico que alberga cuatro enormes relojes situados en sus caras.

La verdad sobre el Big Ben

Aunque generalmente cuando hablamos del Big Ben nos referimos a la Torre del Reloj del edificio del Parlamento de Londres, esta denominación no es del todo exacta, ya que el Big Ben realmente es una enorme campana de 14 toneladas que se encuentra en el interior de la torre.

Un reloj con puntualidad inglesa

El reloj de la Torre del Big Ben, compuesto por un reloj de 7 metros de diámetro en cada una de sus caras, fue puesto en marcha en mayo de 1859. Hoy en día se ha convertido en un símbolo de la nación y sus campanadas son transmitidas a diario por la cadena de radio de la BBC.

Se trata de uno de los relojes más fiables que existen, ya que es capaz de soportar las inclemencias meteorológicas como la nieve o el viento, e incluso soportó los bombardeos alemanes durante la Segunda Guerra Mundial, manteniendo intacta su puntualidad.

Aunque son pocas las ocasiones en las que el Big Ben ha sufrido incidencias en su puntualidad, los ciudadanos ingleses no podrán olvidar aquella Nochevieja de 1962 en la que entraron con 10 minutos de retraso en el nuevo año, debido a algunas fallas técnicas producidas en el Big Ben.

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