Visitar la Catedral de Colonia: un imprescindible

Una de las experiencias que no podés perderte en tu recorrido por Alemania: visitar la Catedral de Colonia, una asombrosa joya gótica.

visitar la catedral de colonia

Visitar la Catedral de Colonia, la más grande de Alemania y una de las iglesias que más destacan en el mundo, es uno de los imprescindibles en tu recorrido por este magnífico país. 

Dónde está la Catedral de Colonia

 

Está ubicada en la ciudad de Colonia, al oeste de Alemania. Colonia es la cuarta ciudad más grande del país después de Berlín, Hamburgo y Munich. 

A qué se debe su importancia

Su relevancia se debe a varias razones. En primer lugar, sus medidas son asombrosas. Tiene 157 metros de altura, 144 de longitud y 45 de anchura, con una nave central de 45 metros de alto. Además, lo que más produce atracción en aquellos que la visitan es la armonía del conjunto, que la convierte en una obra del gótico. 

Aunque su finalización fue en el siglo XIX, las excavaciones que se hicieron después de la segunda guerra mundial en la zona de la catedral revela que este lugar fue utilizado como lugar sagrado a lo largo del tiempo, con diferentes reformas. 

 

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Algo característico que distingue a esta catedral son las reliquias de los Reyes Magos, que las llevó desde Milán el arzobispo Rainald de Dassel en el año 1164. Su relicario fue construido por el arzobispo Felipe de Heinsberg, con la colaboración del orfebre Nicolás de Verdun. Esta obra se terminó en el año 1225.

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Lugar de peregrinación

Así este lugar se convirtió en uno de los lugares de peregrinación más importantes de la época medieval. Diferenciándose de otras obras del país, no se utilizó el estilo románico alemán sino que se eligió los cánones de la arquitectura gótica, que se encontraba en las catedrales francesas. Este proyecto superó ampliamente en sus dimensiones a las demás construcciones religiosas de la época. 

Historia de la construcción

En cuanto a su construcción, en el siglo XIII se terminaron las capillas, el deambulatorio del coro y el coro mayor y en el siglo XIV se consagró el templo y se comenzaron las obras de la torre meridional y las naves laterales del sur, que siguió su curso en el siglo XV hasta que se detuvo por un buen tiempo. 

En 1842 Federico Guillermo IV de Prusia continuó la obra. Se construyó junto a la catedral una impresionante estación de tren como símbolo del pasado y el futuro de la nueva Alemania. 

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En 1880 se colocó el florón cruciforme de la torre meridional, siendo la última piedra en colocarse y  fue la inauguración de la catedral con la presencia del emperador Guillermo I. Como había un desencuentro entre el Estado prusiano y la Iglesia Católica en Alemania, el cabildo de la catedral se negó a que se celebrará una misa y solo se permitió un Te Deum.  Este año se agregaron a la catedral nuevas obras de arte de estilo neogótico. 

En la Segunda Guerra Mundial fueron destruidas las bóvedas de la nave central y del crucero norte y se realizó un trabajo de 11 años para la reparación teniendo en cuenta los planos históricos. 

Hoy en día se puede disfrutar de su belleza exterior tanto de día como a la noche ya que se encuentra iluminada

Entrada gratuita

La entrada es gratis, pero hay que estar atento a los horarios de las misas porque hay que salir del templo. 

  • De mayo a octubre, se puede entrar desde las 6 de la mañana hasta las 9 de la noche. 
  • De noviembre a abril, el horario es desde las  6 de la mañana hasta las 7 de la tarde.

Subir a la torre

Subiendo podrás disfrutar de las vistas de la ciudad y ver la arquitectura de esta parte del edificio de cerca, desde las agujas a las esculturas, así como tener una vista aérea de las naves o el cimborrio.

Para subir a la torre hay que pagar 4 euros. Vale la pena porque se puede ver la arquitectura de esta parte del edificio y disfrutar de la vista de la ciudad. 

Para entrar a la torre hay que ir hacia una pequeña construcción que hay a la derecha de la catedral llamada Do-Turm. Ahí bajaás unas escaleras y llegarás al acceso donde te esperan 553 escalones, la mayoría de ellos en una estrecha escalera de caracol. La subida es algo dura, pero al llegar arriba tendrás tu premio: las vistas a la ciudad y al río Rin son impresionantes.

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