La isla secreta de los multimillonarios

Ekyll Island es una pequeña isla donde se reúnen los Morgan, los Rockefeller y los Vanderbilts

Actualizado: 5 de mayo de 2020

¿Qué tienen en común la familia Morgan, la Rockefeller y la Vanderbilt? Sí, todos lo saben, las tres tienen cuentas corrientes que hace mucho que superaron las nueve cifras. Y sí, todas han desarrollado su fortuna en Estados Unidos durante décadas. Pero hay un tercer factor:

Las tres familias se juntan, también desde hace muchos años, en el club privado de la isla de Jekyll, uno de los más exclusivos del mundo

Situada en la costa del Estado de Georgia, en el Atlántico, la isla de Jekyll fue comprada por los miembros del club en 1886, y lo convirtieron en un coto privado de caza por 125.000 dólares de aquel entonces.

Al mismo tiempo, comenzó la construcción de un palacio de estilo victoriano que a la postre fue la sede del club, que restringió muchísimo la posibilidad de formar parte de él, hasta el punto de que prácticamente sólo los billonarios podían estar dentro

Tras la Segunda Guerra Mundial, un grupo de antiguos socios decidió reinvertir en la isla y convertir el club en un complejo turístico de élite.

En 1985, tras un gran trabajo de remodelación, abría sus puertas un hotel de cinco estrellas enmarcado en un edificio histórico que cuenta con todos los avales de protección patrimonial de Estados Unidos.

El complejo hotelero es, en la actualidad, un resort de gran lujo en la costa que se ha especializado en el descanso y la práctica de deportes de élite. Así, es posible disfrutar de su alargada piscina exterior después de unos hoyos de golf, o de disfrutar de un rato de croquet.

También recomiendan dar paseos por sus amplios jardines, ya que cuentan con flores por doquier, de numerosas especies y que permiten un bello juego de colores.

Siendo una isla costera, no hay tampoco que desdeñar la playa, idílica y de arena fina y blanca; y todo ello en un ambiente de opulencia donde es posible encargar cestas de picnic al más decante estilo americano de los años 50, o pedir que te lleven a la playa en un coche de caballos.

Las 157 habitaciones y suites están decoradas también con el mismo estilo victoriano del edificio, por lo que la sensación de encontrarse en el Gran Sur es única.

Perfecto para descansar en un ambiente 100% lujo con abolengo.

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