El titanosaurio argentino se expone en Nueva York

Actualizado: 8 de junio de 2022

El Museo de Historia Natural presentó al nuevo miembro de su famosa sala de fósiles; tiene 37 metros de largo, destronó a la mítica ballena azul, un ícono del museo, y se convirtió en el animal más grande en exhibición.

Una cortina negra se corrió como si fuera un telón delante de las cámaras y los teléfonos que estaban listos para inmortalizar el momento, y el titanousario, cuyo nombre aún se desconoce, apareció asomando su cabeza hacia fuera de su galería: es tan grande que ni siquiera entró en la sala.

La réplica del esqueleto del titanousaurio fue creada en seis meses por la empresa Richard Casting International en Ontario, Canadá, con piezas de fibra de vidrio producidas por impresoras 3-D. Los científicos trabajaron con imágenes digitales diseñadas a partir de 84 de los 223 fósiles hallados en el campo La Flecha, en el paraje El Sombrero, en Chubut. El primer fósil fue descubierto por un peón, Aurelio Hernández, en una de sus habituales recorridas por el campo.

El titanousario tiene 37 metros de largo, nueve metros más que la ballena azul. Es un hervíboro gigante que, según infieren los paleontólogos, pesaba alrededor de 70 toneladas, tanto como diez elefantes africanos. Vivió en la Patagonia hace alrededor de 100 millones de años, durante el período Cretácico. Ahora, vive en Manhattan.

"Ustedes han provisto el primer hogar para esta enorme criatura", dijo en la presentación Rubén Cúneo, director del Museo Paleontológico Egidio Feruglio (MEF), cuyos científicos realizaron las excavación y presentaron el dinosaurio al mundo, en mayo de 2014.

El nombre de este titanousaurio, más grande que el Argentinosaurus, aún es un misterio. Diego Pol, uno de los paleontólogos del MEF que trabajó en la excavación y viajó con Cúneo para la presentación, dijo que el nombre se develará una vez que se publiquen los trabajos científicos sobre el animal, un "joven adulto" cuyo sexo no ha sido determinado. El MEF también expondrá una réplica.

La llegada del titanousario a la Gran Manzana fue un hito para la ciencia argentina. Además, mostró el alcance de la cooperación científica entre países, instituciones y empresas de América.

La presidenta del museo, Ellen Futter, agradeció a Cúneo y Pol por la colaboración, y Cúneo dijo que la exhibición había marcado una "nueva conexión entre el sur y el norte".

"Es una vidriera excepcional para la ciencia argentina, y para el país en general", enfatizó Pol, para quien la presentación significó también un regreso a casa: el científico realizó su doctorado en la Universidad Columbia y en el Museo de Historia Natural.

Pol dijo que el descubrimiento reafirma el protagonismo de "la escuela de investigación paleontológica" de la Argentina, una de las mejoras de América latina, dijo, no sólo por su riqueza fosilífera sino por sus expertos.

En la excavación de la Patagonia, los científicos descubrieron 223 fósiles de seis criaturas. Cinco de esos fósiles originales estarán en exhibición en la misma sala del titanousario, incluido un fémur de más de dos metros de largo. Los investigadores utilizaron fórmulas matemáticas para determinar el peso el animal a partir de la longitud y el grosor de los huesos, en especial el fémur y el húmero.

Pol dijo que fue "muy importante" reconstruir el titanosaurio con tecnología de punta para escanear todas las piezas fósiles y generar un modelo digital 3-D. Ese modelo se puede utilizar, ahora, para hacer investigación, como, por ejemplo, estudiar la biomecánica del animal a través de modelos computacionales.

"Es un dinosaurio que nos va a dar muchísimo, muchísimo para estudiar en los próximos años", afirmó el paleontólogo. "Estamos en las etapas iniciales del estudio científico, de qué podemos entender de este animal, pero creo que en la próxima década vamos a tener numerosos estudios focalizados en la información que nos da este dinosaurio", agregó.

Alrededor del titanousaurio hay varias placas con información sobre el animal, y una que replica varias de las preguntas que Pol y otros científicos intentarán responder: ¿se escondía de los predadores?¿cuántos años vivió?¿cuántas crías tuvo?¿cuánto necesitaba comer para moverse?

"Ser gigante trae muchísimas complicaciones", explicó. "Todas esas son preguntas que vamos a poder responder ahora que por primera vez conocemos un esqueleto los suficientemente completo de un animal de este tamaño."

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