Esta época del año llama al balance y a poner sobre la mesa lo bueno y lo malo, lo inspirador y lo prescindible, lo divertido y lo aburrido, lo feo y lo lindo. La realidad es que vivimos en una permanente búsqueda, sin saber muchas veces qué buscamos.
Vivimos buscando la belleza, “la gracia” y la armonía, en las construcciones, en nuestro hogar, en los puentes, o, incluso, en los ángulos perfectos de un iPhone X.
Queremos viajes inspiradores, fotografías con encuadres radiantes y casas “de revista” nórdica. Mirá a tu alrededor: de repente todo es mindfulness, minimalismo, estética Kinfolk y tantos libros sobre qué debemos hacer con nuestra vida.
Hay una lámina hipster que lo resume todo en una bonita tipografía, que se llama Manifiesto Holsteey y lo verás colgado en tantas tiendecitas de interiorismo que es imposible no verlo:
“Esta es tu vida. Hacé lo que amás y hacelo pronto. Si algo no te gusta, cambialo. Dejá de querer analizar todo, la vida es simple”
La magia del orden de Marie Kondo ha vendido millones de ejemplares en todo el mundo y se puede resumir en:
“¿El desorden preside tu vida? Seguí las reglas del método Marie Kondo, la reina del orden, y sé feliz”. Doblá bien tus calcetines y sé feliz, algo así viene a decir la filosofía Kon. También que los objetos tienen alma y por eso debés venerarlos, darles las gracias por los servicios prestados y despedirnos con solemnidad cuando decidimos tirarlos a la basura. Y así serás feliz… Psicología casera o filosofía barata para nosotros.
Una de las cosas que uno aprende en terapia es que, en realidad,todo depende de vos. Que, casi siempre, tus percepciones y opiniones sobre los demás son las tuyas sobre tantas emociones que no comprendes; que tu enojo con el mundo es con vos mismo, que el desorden lo llevás dentro, y eso no lo solucionará un cajón con maravillosa ropa.
No necesitás cosas bonitas, una silla bonita solo sirve para sentarse. Tan solo hace falta entender que eso de la felicidad solo tiene un responsable. Vos.
¡Felicidades!
Fuente: Traveler.es