Objetivo millennials: las contradicciones de hablarle a un conjunto definido por la diversidad

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Los millennials no sólo son la generación que tomará las decisiones claves del mundo en pocos años sino que representan hoy el segmento que mueve y agiliza la economía digital, porque son los primeros que no conciben su vida sin la web.

Hablamos de unos 2,5 mil millones de personas en todo el mundo, un tercio de la población mundial. A través de sus smartphones, están siempre conectados, esperan inmediatez en sus experiencias digitales, tienen poca tolerancia a los procesos y pasan mucho tiempo buscando productos y servicios online antes de realizar una compra.

Son los verdaderos nativos digitales. Crecieron con la tecnología como extensión de su cuerpo y generaron un quiebre en las formas tradicionales de realizar un sinfín de actividades para efectuarlas en un plano digital. Por eso, son el eslabón clave en el crecimiento vertiginoso del comercio electrónico y el “colectivo” que todas las empresas miran con enorme interés.

Los millennials son una generación que se ubica de los 15 a los 30 años y los smartphones son el principal dispositivo a través del cual se conectan a Internet, consumen contenidos, se socializan, compran y se mueven detrás de experiencias que los sorprendan y les faciliten la vida.

Los millennials son una generación totalmente digital que nació entre 1980 y 2000. El click es su contacto con el mundo, el eje de su experiencia

Menos leales a las marcas, dispuestos al cambio permanente, los millennials son un segmento muy exigente que fácilmente abandona una marca o un servicio si su experiencia no resulta satisfactoria. Y no sólo lo “abandona” sino que deja su huella conversando sobre eso en sus redes sociales. Comparte y amplifica, generando contenido que puede llegar tan lejos como sus vínculos lo habiliten.

 

Millennials, la mina de oro del e-commerce

Los consumidores digitales quieren hoy una experiencia de compra integrada y su experiencia es cada vez más multicanal: buscan en Internet la información de un producto, leen opiniones de otros usuarios, lo conocen físicamente en las tiendas y lo compran luego a través de la web, en general vía smartphones.

Para ponerlo en claro: la omnicanalidad es la integración de diversos canales existentes en el mercado, de manera tal de generar caminos que se interrelacionen para que un cliente que inició una comunicación por una vía de interacción pueda continuarla por otra.

La omnicanalidad llegó para quedarse. Las empresas que no se adapten corren el riesgo de quedarse afuera de una gran porción del mercado

La aventura y el desafío de encontrar el mejor precio es parte de la experiencia de compra. Buscar precios es sinónimo de compra inteligente más allá de tu capacidad financiera y tu situación económica. No importa si podrías pagar más caro: tirar el dinero, para los millennials, está mal visto. Y saben que Internet es el espacio ideal para buscar, comparar y encontrar lo mejor.

Según reflejan diversos estudios, los millennials demandan “experiencias superiores, consistentes y confiables”. El 82% abandonaría su relación con una empresa o marca después de un par de malas experiencias, y uno de cada cuatro boicotearía a una empresa generando mala reputación en las redes sociales tras experimentar sólo una mala experiencia.

 

La inmediatez como valor y como exigencia

Los millennials no conciben que algo se demore. La inmediatez y la versatilidad están en su ADN. Para dar respuesta a esta demanda, cada vez más empresas recurren a los chatbots, plataformas conversacionales que se pueden cargar en cualquiera de los canales digitales y permiten el objetivo dorado de toda empresa: comunicación 7×24 con los clientes.

Los millennials o la llamada Generación Y serán responsables del 50% del consumo global en 2018. Son ellos los que hacen suyos todos los canales disponibles para un verdadero paso hacia la omnicanalidad total.

Son ellos los que empiezan a ocupar cargos directivos y se transforman, con prisa y sin pausa, en líderes y decisores, protagonistas claves de una economía cada vez más digital. No atender sus deseos y necesidades es, cada vez más, un riesgo que nadie recomienda correr.