De la memoria del Holocausto al Reloj del Fin del Mundo

Un aniversario y una noticia que convocan a reflexionar y luchar por la vida

Una fecha cuya memoria es indispensable destacar y una noticia de indudable trascendencia.

Ambas deberían ser prioridad en la agenda pública. Ninguna de las dos ha sido suficientemente destacada.

Hace 73 años se liberaba el siniestro campo de concentración de Auschwitz, un complejo de tres campos al cual fueron deportados por lo menos 1.300.000 millones de personas entre 1940 y 1945.  De ellos 1.100.000 fueron allí asesinados por los nazis

El 27 de enero es la fecha fijada en 2005 por las Naciones Unidas para conmemorar el Día en Memoria de las Víctimas del Holocausto.

Hablamos del genocidio más horroroso de la historia, cuya máxima expresión fue el montaje de un procedimiento perfectamente organizado de exterminio masivo de millones de personas.

Las Naciones Unidas requieren de sus Estados miembros desarrollar programas educativos sobre el genocidio y rechazar toda negación, sea parcial o total, del Holocausto como hecho histórico. Sin duda no se hace lo suficiente en la materia.

La Memoria de semejante horror demanda un esfuerzo constante para que las sucesivas generaciones se comprometan a que Nunca Más pueda volver a ocurrir

Por otra parte, ayer se conoció la decisión del Comité del Boletín de Científicos Atómicos de adelantar en 30 segundos el “Reloj del Juicio Final” (Doomsday Clock en el original en inglés).

El Comité es una iniciativa sin fines de lucro creada por un conjunto de destacados científicos e incluye a 15 Premios Nobel en su panel.

En su primera intervención, en 1947, colocaron el reloj a 7 minutos para la medianoche (es decir, el fin del mundo). En 1995 el margen se había extendido a 14 minutos por la reducción de las amenazas atómica pero desde 2007 el reloj no ha cesado de señalar un grave aumento de los riesgos para la supervivencia de la especie.

Peligros como los brutales -y crecientes- efectos del cambio climático y el desarrollo de armas de destrucción masiva como las nucleares y biológicas son especialmente considerados.

Los científicos han llevado ahora las manecillas del reloj hasta las 23.58, a dos minutos apenas de una hecatombre global 

Su conclusión parte del incremento de la amenaza nuclear por el conflicto entre Estados Unidos y Corea del Norte donde el Panel señala la espiral ascendente de la confrontación -por ahora y por fortuna retórica- entre el presidente estadounidense Donald Trump y el líder norcoreano Kim Jong-un.

Luego de resaltar “el fracaso de los líderes mundiales para abordar las mayores amenazas para el futuro de la humanidad”, transmite una cuota de esperanza sobre la posibilidad de revertir ese fracaso.

Se remarca también “la amenaza planteada por el uso indebido de la tecnología de la información” y “la vulnerabilidad de las democracias a la desinformación”, convocando a debatir qué hacer al respecto.

En su obra “De animales a dioses”, Yuval Harari aporta un enfoque de notable profundidad sobre la aventura iniciada por los homo sapiens hace apenas 70.000 años, a partir de lo que denomina la revolución cognitiva.

Si se considera que nuestro planeta se formó hace 4.500 millones de años, que la vida hizo su aparición hace 3.800, la última abuela común de humanos y chimpancés se extinguió hace unos 6 millones y el género homo comenzó su evolución hace 2 sólo dos millones, nuestra extraordinaria trayectoria -de la cual sólo consideramos “historia” los últimos diez mil años- es realmente asombrosa. Tanto como preocupante por sus increíbles consecuencias, en parte maravillosas y, en paralelo, de un poder destructivo igualmente asombroso.

La base esencial del breve e impresionante recorrido de la humanidad ha sido el conocimiento

El mismo que nos trajo hasta aquí, que nos sumergió en horrores indecibles, que nos pone al borde de la extinción y que también puede librarnos de ella para llevarnos a un futuro mejor.

Mantener viva la memoria y establecer con criterio nuestras prioridades son los mensajes que nos transmiten la conmemoración del Holocausto y el adelantamiento del Reloj de Doomsday