Los crímenes de corrupción no prescriben: el tiempo deja de jugar en favor la impunidad

Así lo declara un fallo de la Cámara Federal de Casación Penal que acaba de conocerse y puede marcar un antes y un después en la lucha contra la corrupción

Acaba de conocerse un fallo de enorme trascendencia. La Sala IV de la Cámara Federal de Casación Penal resolvió que los delitos de corrupción no prescriben, con el voto de los Dres. Hornos y Gemignani y la disidencia del Dr. Borinsky.

El fallo se dictó en la tristemente célebre causa IBM-Banco Nación, dejó sin efecto la prescripción de la acción que había dispuesto la instancia anterior y mandó al Tribunal Oral actuante que proceda de inmediato a realizar el juicio correspondiente.

Recordemos que en ese caso se estableció el pago de 120 millones de dólares de sobreprecios por el Estado y están acusados ejecutivos de IBM y ex funcionarios del gobierno de Menem.

La decisión del más alto tribunal en lo penal del fuero federal implica que los crímenes de corrupción podrán ser perseguidos sin límite de tiempo, algo crucial para las grandes causas hoy en curso, como los “cuadernos” y Odebrecht

Uno de los principales motivos por las cuales los delitos de corrupción quedan impunes es la prescripción, vale decir, las causas se archivan por el paso del tiempo sin que se las haya impulsado con la rapidez y eficacia necesarias.

Por ello el fallo tiene tanta trascendencia, en especial considerando la magnitud de las investigaciones que actualmente se tramitan y la dimensión de la corrupción sistémica que están exponiendo y demostrando.

Es sabido que en la Argentina las causas por corrupción duran en promedio 14 años y que sólo el 8% llega a juicio oral. En general las investigaciones se realizan con mucha demora y lentitud, sobre todo porque no suelen avanzar mientras está en el poder el gobierno del cual los imputados fueron o continúan siendo parte

La sentencia recuerda que, conforme al artículo 36 de la Constitución Nacional, “quien incurriere en grave delito doloso contra el Estado que conlleve enriquecimiento“ atenta contra el sistema democrático y, de acuerdo al tercer párrafo del mismo artículo, las acciones contra esos delitos son imprescriptibles.

La gravedad de los crímenes de corrupción en la actualidad es tal que, resalta el fallo, que “no es posible incurrir en una percepción ingenua ni en una mirada sesgada de la real dimensión que tienen los graves hechos de corrupción cometidos contra el Estado, considerando que, y especialmente en las naciones en vías de desarrollo, la institucionalidad y el Estado de Derecho se encuentran en crisis por la gravedad de esos actos que se llevan a cabo tanto en el sistema político como en el sector privado.

En otras palabras, la Justicia –expresada en una fuerte y fundada sentencia del Tribunal Penal de mayor jerarquía de la Nación- destaca que la corrupción sistémica es un grave peligro para las instituciones y establece el compromiso del Estado de investigar y sancionar esos crímenes sin importar el tiempo transcurrido desde que se hayan cometido

Este fallo puede sin duda marcar un hito en la lucha contra la corrupción en nuestro país y no es casual que la decisión se adopte en momentos en que las causas más importantes en esta materia avancen como nunca había sucedido.

Debe destacarse que en octubre de 2016 la Cámara Federal de La Plata había adoptado una resolución similar en otra causa de corrupción, basada en un muy fundamentado voto del Dr. Leopoldo Schiffrin.

extinción de dominio

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La sociedad empieza a dejar en claro que no se puede convivir con un sistema corrupto, que no es posible tolerar el robo al Estado de enormes sumas que lo privan de recursos para cumplir con sus obligaciones esenciales. Reclama con fuerza que se investiguen todos los crímenes y se recupere lo robado, sin importar quienes hayan sido los responsables ni la supuesta ideología o pertenencia política que aleguen.

Además, en el marco de la crisis económica que padecemos, cada día se afirma más la necesidad de tratar ambos temas por separado. Podemos disentir en cómo resolver los problemas económicos y en quienes son los partidos y las personas más apropiadas para gobernar. En lo que no puede haber diferencias es en plantear el fin de la corrupción sistémica que jamás puede justificarse ni ampararse.

Hoy la Justicia dio un gran paso en la dirección correcta.