Para muchos estadounidenses, el Viernes Negro significa despertarse antes del amanecer del día después de Acción de Gracias, correr hasta la puerta de los comercios y esperar a que éstos abran para poder entrar y hacer la mayor cantidad posible de compras con los mayores descuentos disponibles. En los últimos años, las tiendas incluso han comenzado a abrir en el mismo Día de Acción de Gracias, tentando a los compradores a dirigirse a las tiendas tan pronto como haya terminado su pavo y el relleno.
Pero en medio de todo el frenesí de compras, ¿sabés de donde viene el nombre Viernes Negro? Hay unas pocas historias diferentes sobre el origen de lo que hoy se conoce como el inicio oficial de la temporada de compras navideñas en ese país y que luego se fue expandiendo a muchísimas otras partes del mundo.
El último jueves de noviembre, las familias de EE.UU. se reúnen en una cena prenavideña para celebrar Thanksgiving, el día de Acción de Gracias. Es una celebración que se remonta a un banquete de 1621 en Plymouth, entre peregrinos y nativos, celebrando la primera cosecha de aquellos.
En Estados Unidos, esta fecha fue imponiéndose con el paso de los años, como una de las más importantes para reunir a la familia alrededor de la mesa en una cena. Solo para tener una idea numérica, se espera que unos 42 millones de americanos se desplacen por vías terrestres para reunirse con sus seres queridos, y unos 25 millones lo hagan por avión, entre el 21 de noviembre y el 2 de diciembre.
Claro que todo este tránsito no concluye el jueves de Acción de gracias, sino que se prolonga enloquecido un día más, cuando la gente aprovecha las ofertas de las tiendas para salir a hacer esas compras más baratas.
Y aquí encontramos los dos motivos por los cuales es negro el día viernes posterior al jueves de Acción de Gracias.
En primer lugar, son tantas las ventas que realizan estos negocios que sus números pasan de estar en rojo a estar en negro, código que significa que ya los ingresos superaron a las deudas de los comerciantes y que proviene de cuando los registros contables se realizaban a mano, y la tinta roja indicaba una pérdida y negro un beneficio. Recordemos, que como contabamos recién, este primer viernes es de ofertas, pero luego las ventas siguen ya que se trata solo del inicio de la temporada de compra de regalos navideños.
Cuando los minoristas comenzaron a darse cuenta que podían atraer a grandes multitudes con precios de oferta, el Viernes Negro se convirtió en el día para ir de compras, que incluso resulta más productivo para los comerciantes que las ventas de última hora de Navidad.
Sin embargo el término “Viernes Negro” no entró en uso generalizado hasta la década de 1960, cuando los policías de Filadelfia, según indican los informes, se quejaron de que una enorme cantidad de conductores excitados provocaron innumerables embotellamientos y varios delitos menores. Sus orígenes pues, se remontan a que los agentes de policía desde entonces tuvieron que trabajar turnos de 12 horas desde el día de Acción de Gracias, por lo que esto era también para ellos un Viernes Negro.
“Black Friday” (Viernes negro) se convirtió, en el argot policial, en el nombre del día más temible para cualquier agente. Los periodistas Nathan Kleger y Joseph Barrett llevaron la expresión a la portada del vespertino Philadelphia Bulletin en 1960, haciendo énfasis en los embotellamientos. El titular “Black Friday” hizo enojar tanto a los comerciantes del centro de la ciudad, que exigieron al comisario una solución que no espantase a los clientes.
Al año siguiente, la policía emitió una nota de prensa calificando a la fecha como “Big Friday” (Gran Viernes), pero este nombre no prospero: El Bulletin siguió titulando Black Friday hasta que los medios de comunicación empezaron a adueñarse del término. Big Friday había fracasado, y el resto de la nación se apropió del término policial. Tras la aparición del Black Friday en una crónica del New York Times en 1975, el resto de grandes ciudades empezaron a usar el nombre para la campaña de venta de esos días.
El resto de la historia ya es conocida (y previsible), de Filadelfia a otras grandes ciudades americanas y de allí, al mundo.