Un artista recrea el mundo de Julio Verne

Sin duda somos muchos los que pasamos largas horas de desvelo, a riesgo de quedar insomnes y andar semidormidos al otro día, leyendo alguna de las inquietantes novelas del genial Julio Verne.

Casi con seguridad podemos afirmar que entre ellos se encontraba el artista Christian Tagliavini quien durante 24 meses y haciendo gala de la más obsesiva perfección, se ha esmerado en construir una serie de 28 “relatos” fotográficos basados en las obras del visionario autor francés, de cuyo fallecimiento se cumplieron 110 años en 2015.

Christian Tagliavini es un artista italo-suizo que dice que no se siente cómodo en el rol de fotógrafo y prefiere ‘fabricar’ cada toma y reelaborarla en fotos que combinan el retoque digital con la más depurada artesanía.

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De este modo construyó ‘Viajes extraordinarios’, una metódica serie de 28 tomas convertidas en piezas de arte con las cuales se propuso (y consiguió) recrear pasajes de algunas de las obras más conocidas de Julio Verne.

El trabajo de Tagliavini se basa en las novelas que Verne publicó dentro de la serie “Viajes extraordinarios” (título que le da nombre también a la serie de “relatos fotográficos”) la titánica serie de 54 novelas a la que Julio Verne dedicó casi toda su vida y a la cual uno de sus prologuistas definió como un recorrido “por los mundos conocidos y desconocidos” con la finalidad de “resumir todos los conocimientos geográficos, geológicos, físicos y astronómicos acumulados por la ciencia moderna y rehacer, bajo la atractiva forma que le es propia, la historia del Universo”.

Obsesivo hasta el límite, Tagliavini recorrió Europa buscando vestuario, decorado y modelos para ambientar con exacto realismo las obras del siglo XIX.

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El trabajo de Tagliavini sigue una línea de tiempo inversa: desde la perspectiva que nos da el presente insinúa cómo podrían ser los momentos y personajes de tres de los libros más conocidos de la serie de Verne, la cual fue publicada entre 1863 y 1918: Viaje al centro de la Tierra (1864), De la Tierra a la Luna (1865) y 20.000 leguas de viaje submarino (1869).

En esta oportunidad, con la dedicación de un coleccionista, el fotógrafo —que prefiere ser considerado un artesano que fabrica escenográficamente cada imagen— buscó personalmente materiales del siglo XIX, desde elementos de vestuario hasta muebles y accesorios, para rediseñar los ambientes descritos por Verne y recrear a los personajes.

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