Bélgica: pesca de camarón a caballo, una tradición única en el mundo

Actualizado: 3 de junio de 2020

La pesca del camarón a caballo es una práctica con más de 500 años de tradición, que algunas familias y los pescadores de Flandes han conseguido mantener a salvo. Para mantener esta tradición a finales de junio se realiza una gran jornada en la que que tiene lugar un concurso de iniciación para que los niños sigan los pasos de sus padres. Ese es el momento cumbre de la celebración en Oostduinkerke.

Un grupo de jinetes vestidos con llamativos chubasqueros amarillos, con sus caballos brabantes, que destacan por su fortaleza, se divisan a lo lejos en las playas de arena fina y dunas en Oostduinkerke, en la costa del mar del Norte en Flandes, Bélgica.

Están preparando sus redes y sus cestas, y, con la marea baja, entrarán con sus caballos en el mar para pescar

Es una forma tradicional de capturar el camarón que estuvo a punto de desaparecer a finales del siglo pasado.

Aquí, en la costa, los días son más largos y las noches más cortas. Antaño, era pueblo lleno de pescadores, con caballos y burros. Hoy sólo doce, de seis familias distintas, son los que mantienen viva esta tradición de más de 500 años. Gracias a ellos se ha despertado el interés de los más jóvenes y se ha conseguido que los reductos de pesca que quedan estén protegidos.

La familia Dominique Vandendriesche es una de las que perduran, con una granja a las afueras del pueblo. Johan, el patriarca, empezó de pequeño con su padre y ha visto la evolución del pueblo y de la pesca y cómo, con la llegada de los turistas y los apartamentos, se devo­raron las dunas y poco a poco desaparecieron los pescadores.

Antiguamente se obtenían de 80 a 90 kilos de camarón en la hora que dura el arrastre en la marea baja. En cambio, hoy sólo se llega a 7 u 8 kilos, dependiendo de la marejada y el viento, que si viene del norte permite una pesca mejor.

Una vez terminada la jornada, las familias venden el camarón ya cocido al vapor en los restaurantes y aprovechan las tardes para sacarse un dinero extra con el paseo de turistas por la playa, en carros tirados por los caballos.

Donine Gersens es la presidenta de las mujeres pescadoras. Ellas no utilizan los caballos, pero salen a pescar en grupo con redes con las que rastrean la arena a mano, cantando canciones populares, mientras están dentro de la mar.

Oostduinkerke celebra desde 1950 y a finales de junio la gran fiesta del camarón, en la que participan todo el pueblo y los numerosos visitantes. En ella, los niños aprenden el oficio en un concurso de iniciación a la pesca del camarón, para la que es importante conocer bien los bancos de arena y sus movimientos dentro del mar.

La fiesta culmina cuando los jinetes llegan con sus capturas y, junto a vecinos y la cofradía de pescadores, seleccionan juntos los camarones y los cuecen al vapor en unas enormes ollas instaladas junto a la playa.

Los reyes fotografían el festejo

Todo está a punto para la degustación, previo pago de tres euros por bandeja, abierta a los numerosos visitantes.

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