El doomscrolling (o doomsurfing) es el acto de deslizar sin parar las redes o medios digitales, consumiendo exclusivamente noticias negativas o alarmantes, muchas veces sin darse cuenta.
Durante la pandemia se popularizó, pero hoy sigue siendo muy común: el 31 % de los adultos en EE. UU. admiten hacerlo con frecuencia, con cifras más altas (46 %–51 %) en millennials y la Generación Z.

Qué es el doomscrolling y por qué evitarlo
El doomscrolling es la obsesión por consumir noticias en un período de tiempo largo durante el día. No importa que tan mala o innecesaria sea la noticia: estamos en frente de la pantalla, ya sea del móvil o la computadora, por mucho tiempo, pasando de una en otra, como “hipnotizados”.
No es casual: las aplicaciones de hoy en día están hechas para mantenernos pegados a la pantalla todo el día. Pero no es gratis: uno de los mayores problemas que nos trae el doomscrolling es el aumento de ansiedad y depresión.
Daños para tu salud mental y emocional: el impacto del doomscrolling
Según los psicólogos y expertos en salud mental, la sobreexposición informativa (“infoxicación”) aumenta ansiedad y estrés, sin ayudarnos realmente a resolver problemas.
Es más: un estudio en Nature indica que las personas con peor salud mental se ven más afectadas por contenidos negativos.
- Aumenta la ansiedad, estrés y sentimientos de desesperanza: por ejemplo, leer malas noticias 3 minutos por la mañana incrementa en 27 % la posibilidad de tener un mal día.
- Puede afectar el sueño, autoestima y generar síntomas físicos: dolor de cuello, dolores de cabeza, presión alta.
- Además, crea una percepción exagerada del peligro o violencia real (“syndrome del mundo cruel”).

¿Por qué no podemos parar?
- Sesgo negativo: el cerebro presta más atención a la mala noticia que a la buena .
- FOMO informativo: miedo a perderse algo importante. Puedes ver: Nesting: la tendencia que propone quedarse en casa para recuperar el equilibrio.
- Algoritmos adictivos: las redes priorizan contenido impactante, generando un ciclo sin fin.
Según los expertos, el doomscrolling se asemeja al TAG (Trastorno de Ansiedad Generalizada), que consiste en verse atrapado en una especie de situación sin fin.
Según estudios, también tiene semejanzas con los comportamientos de las apuestas, donde uno no se ve capaz de dejar de consumir, no importa si es bueno o malo.

Estrategias efectivas para detener el doomscrolling
- Pon límites claros: usa temporizadores, elimina apps o activa modo gris en el teléfono.
- Diseña “zonas sin teléfono”: deja el celular lejos al despertar, comer o trabajar.
- Equilibra tu “dieta” informativa: sigue noticias locales o positivas; consumí contenidos que te inspiren.
- Actividades compensatorias: camina, medita, escribe un diario o socializa en persona.
- Apagado mental voluntario: desconecta redes por momentos o pausas emocionales.
- Busca ayuda profesional si el hábito es compulsivo o impacta tu vida diaria.

Hacia el hopescrolling y más allá
Ante la preocupación por este fenómeno, los expertos comenzaron a hablar de otro concepto, otra palabra: hopescrolling, que en español significa algo así como “deslizar hacia la esperanza”.
La verdad es que no nos vendría nada mal desconectar un poco con las pantallas y disfrutar el día a día tratando de pensar siempre de manera positiva. O, en su defecto, ser más cautelosos con los contenidos que consumimos.
En resumen, el doomscrolling es una amenaza real para la calma emocional, especialmente para quienes tienen acceso constante a noticias digitales. Tomar medidas simples (fijar límites, elegir mejor el contenido y reconectar con lo real) te ayuda a recuperar el control.