¿Nunca te preguntaste por qué hay personas que te caen mejor que otras? ¿Será cuestión de química? Entablamos lazos de amistad con quienes comparten nuestros mismos hobbies, gustos y hasta incluso formas de pensar. Todo esto puede ser correcto pero hay algo más: la genética tiene la respuesta.
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La genética de la amistad
Según confirma Genera, un laboratorio de Latinoamérica especializado en genómica personal, diversos estudios demuestran que la forma en la cual los amigos se vinculan, además de encontrar explicación en la personalidad y las vivencias, también se relaciona con la genética.
Cada 20 de julio se celebra en Argentina el Día del Amigo. Esta fecha tan importante surgió de la motivación personal de Enrique Ernesto Febbraro: odontólogo, psicólogo, escritor, profesor, músico y locutor quien encontró, en la llegada del hombre a la luna, el argumento ideal para convencer a muchos de que la amistad debía celebrarse, definiendo a ésta como la virtud más sobresaliente del ser humano.
Hace siglos creemos que la amistad se genera por una cuestión de camaradería o de puntos en común entre dos personas, como el modo de pensar, las aficiones y las creencias. Si bien todos estos factores influyen, se desconocía que la genética podría ser incidente a la hora de elegir un amigo.
En la actualidad, diversos estudios demuestran cómo la genética juega un papel importante en la amistad especialmente el gen DRD2.
DRD2: que es y cómo funciona
El gen DRD2 es el que se encarga de codificar el receptor de la dopamina. Esta es un neurotransmisor que cumple la función de un mediador de comunicación entre neuronas y se encuentra implicada en procesos de comportamiento y cognición, como el aprendizaje, la atención, el humor, la motivación o el sueño.
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La dopamina es liberada cuando se consigue un objetivo positivo, activando los circuitos cerebrales de recompensa, lo que provoca en el ser humano una sensación de bienestar o placer. Teniendo esto en cuenta, se podría establecer una correlación razonable entre su accionar y los procesos sociales de generación de vínculos amistosos.
DRD2: la genética detrás de los vínculos de amistad
En muchas ocasiones nos hemos preguntado el por qué nos vinculamos con algunas personas y con otras no, pero no encontramos una razón. Esta incógnita podría ser respondida gracias al estudio publicado en la revista The Proceedings of the National Academy of Science (PNAS), que demuestra que el factor genético resulta importante a la hora de relacionarnos con nuestros pares.
La investigación plantea que las personas eligen un grupo determinado de amistad basándose en el gen DRD2, donde los grupos conformados poseían la misma variante genética y aquellos individuos excluidos la variante contraria.
Por ejemplo, las personas que son más arriesgadas eligen realizar deportes de riesgos y probablemente asistan a eventos en los que se practiquen este tipo de actividades, en donde conocerán a gente que también le gusten los deportes de riesgo, por lo tanto, acabarán siendo amigos de personas que comparten su estilo de vida. Por lo que, de manera inconsciente, nuestros genes nos llevan a conocer a gente que posee una genética similar a la nuestra.
Con este tipo de estudios se reflexiona acerca de la importancia de explorar y utilizar los descubrimientos en genética para autoconocernos a través de diferentes test de ADN, ya que con ellos podemos profundizar y descubrir la información almacenada en el ADN para utilizarla en beneficio propio.
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