El afecto suma salud: los abrazos disminuyen los efectos del estrés

Una investigación acaba de mostrar cómo los abrazos ayudan a disminuir los efectos nocivos del estrés.
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Dar y recibir afecto, y constatarlo físicamente, nos hace sentir mejor. Lo intuimos, lo sentimos, lo suponemos. Pero es más que una sospecha: la ciencia lo confirma. Una investigación acaba de mostrar cómo los abrazos ayudan a disminuir los efectos nocivos del estrés.

Un estudio de la Universidad Carnegie Mellon de Pittsburgh (Estados Unidos), se propuso analizar el efecto que producen socialmente los abrazos, ya que son muestra de relaciones íntimas y estrechas entre diferentes personas. El resultado fue que los abrazos ayudan a disminuir los efectos nocivos del estrés y los síntomas de enfermedades leves.

Los abrazos ayudan a disminuir los efectos nocivos del estrés y los síntomas de enfermedades leves

El aumento de la frecuencia de abrazos contrasta los efectos nocivos del estrés, aseguran los investigadores. “Sabemos que las personas que tienen conflictos con otras son menos capaces de luchar contra los virus del resfriado, al igual que conocemos que las personas que tienen un mayor apoyo social padecen menos depresión o ansiedad en momentos de estrés”, comenta el director de la investigación, el profesor de psicología Sheldon Cohen.

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Los investigadores analizaron si recibir abrazos podría también proteger a la persona ante determinadas amenazas. Para ello, estudiaron a 404 personas sanas a quienes preguntaron sobre la cantidad de conflictos que tenían y los abrazos que recibían. Luego, los participantes fueron expuestos intencionalmente a un virus del resfriado común y monitoreados durante 40 días para evaluar la infección y los signos de la enfermedad. Así, los científicos comprobaron que las personas que más abrazos recibían tenían un menor riesgo de infección y menos síntomas de enfermedades leves.

“Esto sugiere que el aumento de la frecuencia de abrazos podría ser un medio eficaz para reducir los efectos nocivos del estrés”, concluye el investigador, cuyo estudio fue publicado en la revista Psychological Science.

 

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