A menudo, las madres se quejan de que los padres de sus hijos se parecen más a niños grandes que a alguien para a ella con quien compartir la crianza de los chicos. El estrés de una mamá es fundamentalmente diferente de la tensión que sufre el padre, según opinan las mismas mujeres, y la incapacidad de sentir al padre de susu hjos como un socio en esos menesteres puede conducir obviamente a más generar más estrés.
Esta percepción general es fue plasmada por una encuesta realizada en Estados Unidos a más de 7.000 madres. Los resultados indican que a pesar del alto nivel de estrés que pueden generar los hijos, el que los esposos generan en las mujeres es 10 veces superior al que les producen los niños. El 46% de las mujeres que fueron consultadas afirma que los maridos son más difíciles que los hijos en el día a día familiar.
Hal Runkel, un terapeuta del área de Atlanta, casado y padre de dos adolescentes y autor de “Crianza libre de gritos” y “Matrimonio libre de gritos” explica que “Las madres dan por sentado que su trabajo principal es ser una madre, y que su marido va a ser un apoyo”, y agrega que “cuando los papás quedan relegados a un papel de apoyo, es menos probable que sean entonces socios igualitarios como las madres dicen que quieren”.
El problema no son los hombres dice Runkel sino los matrimonios. El matrimonio es estresante por naturaleza, incluso los buenos matrimonios, explica el terapeuta. Estos problemas de pareja no son necesariamente una cosa de hombres. De manera anecdótica, las parejas de lesbianas con niños dicen sentir la misma frustración con su pareja. Ya solo criar a los chicos es estresante pero las relaciones entre adultos lo son aún más.
Otra encuesta realizada por esos mismos investigadores a 1.500 padres da una clara muestra de la disparidad de criterios al autoevaluarse con rspecto a la crianza de los hijos. Sorprendentemente la mitad de los padres encuestados informaron a los investigadores que ellos compartían con su mujer las tareas propias del cuidado de los hijos. Fue muy extraño para los encuestadores encontrar que el 75% de las mujeres afirmaron que se encargaban prácticamente de todo ellas solas.
Dejando de lado los casos en los que uno de los progenitores realmente no se involucra lo suficiente en la crianza de los hijos, lo cierto es que ser padres es estresante y a menudo es más fácil poner la responsabilidad de nuestro mal humor o nuestra incapacidad para gestionar la agenda cotidiana en el otro adulto.
En cualquier caso, para evitar que uno de los dos miembros se sobrecargue de tareas y termine demasiado estresado, es importante que la comunicación fluya en todo momento y en ambas direcciones. Hay que ser claro y pedirle a la pareja lo que haga falta y cuando se necesite. No es posible pretender que el otro vaya a adivinar lo que necesitamos.
Runkel, que viaja mucho por trabajo, dice que el estrés de la crianza de los hijos con una pareja vale la pena al final. Él y su esposa fueron novios desde la secundaria y han estado casados por 20 años. Él cuenta que cada vez que vuelve a casa después de un viaje, su esposa por lo general le dice: “Era más fácil mientras no estabas aquí. Pero a continuación siempre sigue con un ” Eso no quiere decir que era mejor”.