La amistad es uno de los vínculos centrales de la vida. Un espacio vital, nutritivo, donde desplegar el ser por fuera de lo que uno “es” en el marco de lo familiar, lo incondicional, lo “seguro”. Para muchas personas, la red de amigos es un sostén inigualable, y médicos y estudios revelan que las personas más sociales y amistosas tienen mejor calidad de vida y viven más. Pero las relaciones humanas no son iguales durante toda la vida, y hay etapas donde vemos menos a personas que queremos mucho y el afecto sigue pero la relación se enfría. Así lo indica un equipo de investigadores de la Universidad de Oxford, en el Reino Unido, y de la Universidad de Aalto, en Finlandia, que establecieron que la edad exacta en la que nuestros círculos sociales comienzan a hacerse más pequeños es a los 25 años.
El estudio, publicado por la Real Sociedad de Londres, revela que, a esa edad, tanto hombres como mujeres cuentan con la mayor cantidad de amigos en su vida, un número que empieza a disminuir en los años posteriores. Algunos de los factores que afectan son la carga de trabajo, los cambios de rutina escolar y laboral y que muchos comienzan a formar una familia y su agenda de carga de obligaciones y de nuevos vínculos.
A partir de los 45 años, los niveles de amistades quedan estancados para ambos sexos
Para llegar al resultado, los especialistas analizaron las llamadas de 3.2 millones de europeos realizadas desde teléfonos móviles y llegaron a la conclusión de que, a esa edad, la gente llama de manera regular a un mayor número de personas. En cuanto al género, se descubrió que los hombres de 25 años llaman a más personas que las mujeres. Sin embargo, a los 39 años, cuando las personas ya no hablan con casi nadie, la situación cambia y son las mujeres quienes tienen más contactos sociales.
Los investigadores también tomaron en cuenta el rol de Facebook en la amistad. Y encontraron que las redes sociales son un factor para perder amistades. Como otros estudios científicos lo avalan, el contacto “cara a cara” se ha perdido y por tanto, los amigos se van alejando al no ver posibilidades de reunirse.
Lo dice la ciencia. Podemos desafiarla llamando a los amigos que más queremos y armando un encuentro de esos que cargan las pilas por todo un mes.