Los bonos verdes son títulos de crédito emitidos por instituciones públicas o privadas cuyos fondos se destinan exclusivamente a financiar o refinanciar, en parte o en su totalidad, proyectos verdes.
Uno de los requisitos para adquirir los bonos verdes, además de ser elegibles, es que estén alineados con los Green Bond Principles (GBP). Estos principios son pautas de proceso voluntarias que promueven la integridad del mercado de bonos verdes a través de directrices que recomiendan transparencia, publicidad y reporte de informes.
Qué vas a encontrar en esta nota:
Bonos verdes: definición técnica
Son “instrumentos de deuda a tasa fija” emitidos por organismos públicos o privados con un fin explícito: financiar proyectos con impacto ambiental positivo (energías renovables, eficiencia energética, transporte limpio, manejo sostenible de recursos, biodiversidad, adaptación al cambio climático…).
Se destacan por estar ligados a estándares como los Green Bond Principles del ICMA, que exigen transparencia sobre el uso de fondos y reportes periódicos de impacto.
Empresas y sostenibilidad
En un contexto en el que las compañías tienen cada vez más conciencia sobre la importancia de la sostenibilidad, los bonos verdes se han convertido en una alternativa muy interesante y atractiva de financiación.
Los bonos sostenibles están viviendo un crecimiento exponencial en los últimos años, algo que se aceleró de la crisis sanitaria provocada por el COVID-19.

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Bonos verdes: requisitos
Según establecen los Green Bond Principles, un bono podrá recibir la certificación verde si sus fondos se destinan a una o varias de las categorías siguientes:
- Energías renovables: incluyendo producción, transmisión, dispositivos y productos.
- Eficiencia energética: edificios nuevos y reformados, almacenamiento de energía, calefacción urbana, redes inteligentes, dispositivos y productos.
- La prevención y el control de la contaminación. Incluido el tratamiento de las aguas residuales, la reducción de las emisiones atmosféricas, el control de los gases de efecto invernadero, la descontaminación de los suelos, la prevención, reducción de residuos, el reciclaje de residuos y la transformación eficiente de residuos a energía, los productos de valor añadido provenientes de los residuos y la re-fabricación y el seguimiento ambiental asociado.
- Gestión sostenible de los recursos naturales y el uso de la tierra. Incluida la agricultura sostenible, la cría de animales sostenible, los aportes agrícolas inteligentes para el clima como la protección biológica de los cultivos o el riego por goteo, la pesca y la acuicultura; la actividad forestal sostenible, incluyendo la forestación o reforestación y la conservación o restauración de paisajes naturales.
- Conservación de la biodiversidad terrestre y acuática, incluyendo la protección de ambientes costeros, marinos y de cuencas.
- Transporte limpio, como transporte eléctrico, híbrido, público, ferroviario, no motorizado, transporte multimodal, infraestructura para vehículos de energía limpia y reducción de emisiones nocivas.
- Gestión sostenible del agua y de las aguas residuales, incluida la infraestructura sostenible para el agua potable y limpia, el tratamiento de las aguas residuales, los sistemas de drenaje urbano sostenible y la capacitación fluvial y otras formas de mitigación de las inundaciones.
- Adaptación al cambio climático, incluidos sistemas de apoyo a la información, como la observación del clima y los sistemas de alerta temprana.
- Productos adaptados a la economía ecológica y/o circular, tecnologías y procesos de producción, como el desarrollo y la introducción de productos respetuosos con el medio ambiente, con una ecoetiqueta o certificación medioambiental, y un embalaje y distribución eficientes con sus recursos.
- Edificios ecológicos que cumplan con las normas o certificaciones reconocidas regional, nacional o internacionalmente.

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Bonos verdes en cifras: tendencias 2025
El mercado global de bonos verdes está en expansión, con una capitalización total estimada actualmente de US $2.9 billones, un crecimiento de casi 6 veces desde 2018.
En 2024, se emitieron cerca de US $700 mil millones, aunque aún lejos de los US $2 billones anuales estimados que hacen falta para combatir el cambio climático.
Otras estimaciones señalan que el volumen alineado alcanzó los US $670.9 mil millones en 2024.
Según Climate Bonds Initiative, en 2024 las emisiones GSS+ (verdes, sociales, sostenibles y vinculados a sostenibilidad) alineadas crecieron un 31 %, con US $1.05 mil millones en nuevas operaciones y 10.331 emisiones.
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