Utilizando la tecnología de la construcción prefabricada y valiéndose de la energía solar, las corrientes naturales de aire y las vertientes de agua del sitio, los arquitectos del estudio MAPA han propuesto un sistema de vivienda modular, adaptable y sostenible de residencia que puede ubicarse en una variedad de lugares urbanos y rurales.
Estas construcciones se realizan en fábrica mediante la tecnología steel frame (construcción en seco) y luego pueden ser trasladadas con camiones a cualquier lugar donde se desee colocarlas.
Luciano Andrades, Matías Carballal, Rochelle Castro, Andrés Gobba, Mauricio López, Silvio Machado forman el estudio MAPA, una oficina-laboratorio de arquitectura que promueve la utilización de sistemas tecnológicos para no malgastar innecesariamente los recursos naturales con los cuales se construye y se vive.
Al sistema modular lo llamaron “Minimod”, ya que a partir de un diseño flexible de módulos mínimos completamente prefabricados con estructura de marcos de acero consiguen convertir un espacio y satisfacer los requisitos específicos de cada cliente. Cada “casa-refugio prefabricada” es único y responde a las necesidades y deseos de cada usuario.
Los módulos prefabricados se instalan en el terreno y se priorizan determinadas condiciones naturales para que la vivienda pueda amoldarse y unirse con su entorno. Para reforzar este vínculo y la necesidad imperiosa de no someter al medio ambiente a un maltrato constante estas viviendas utilizan paneles de energía solar y agua de vertientes naturales.
“La prefabricación nos permite trabajar con materiales procesados e industrializados lo que no habilita a realizar montajes en obra de alta precisión. Así, estamos amortizando el impacto de la obra en el terreno, minimizando desperdicios, equipamientos en obra y desplazamientos de materiales y personal.” Dicen los integrantes del estudio MAPA en su sitio web (enlace aquí).
“Es una conjugación perfecta de naturaleza e industria. Se utilizan materiales pesados, unidos con mortero. Y se generan modos de producción eficientes, con sede donde los trabajos ocurren. La casa se produce en un ambiente controlado y es confeccionada minuciosamente. No se transportan los materiales, se transporta la casa”, concluyen.
El precio de la unidad estándar de estos módulos se inicia en U$ 1.500 dólares. Si bien como indicábamos son ideales como refugios de fin de semana o casas de vacaciones, los usos potenciales van desde una pequeña sala de exposición de eventos a, en una escala mayor, un complejo de hotel.
La naturaleza modular del proyecto asegura que la vivienda puede ser fácilmente transformada en función de su composición. La expansión y la adición de nuevas unidades se pueden implementar en todo el proceso de acuerdo a las necesidades y el presupuesto del usuario. La estructura sencilla forma una estrecha relación con su contexto, ofreciendo a los ocupantes un lugar moderno y confortable de descanso.