¿Te apareció una verruga en el cuello y no sabes cómo quitarla? No eres el único. Estas pequeñas protuberancias cutáneas son comunes, suelen ser benignas y en muchos casos desaparecen con el tiempo. Sin embargo, para muchas personas representan una molestia estética, incomodidad al rozar con cadenas o ropa, o incluso un motivo de inseguridad.

Esas odiosas verrugas en el cuello y el rostro: cómo quitarlas
¿Tienes una verruga en el cuello que te molesta o te hace sentir incómodo? No estás solo/a. Tradicionalmente, acudir al médico era la única opción. Pero hoy existen alternativas seguras, accesibles y menos invasivas—desde remedios caseros respaldados por dermatólogos hasta tratamientos médicos innovadores.
Esta guía te presenta opciones claras y confiables, con datos útiles para que elijas lo que mejor se adapta a tu rutina y a tu bolsillo. Ya sea que prefieras la practicidad de un método natural o la efectividad de uno clínico, vas a encontrar acá la solución ideal para tu piel.
Qué son las verrugas y por qué aparecen
Las verrugas son crecimientos benignos en la epidermis, causados por ciertos tipos del virus del papiloma humano (HPV). Pueden tener textura rugosa o ser planas, especialmente si aparecen en el cuello o rostro. Aunque suelen desaparecer por sí solas con el tiempo, muchas personas optan por removerlas por comodidad o estética.
Es importante saber que, aunque no representan un riesgo grave para la salud, pueden extenderse si no se tratan.
- Suelen tener una superficie rugosa o plana.
- Aparecen con frecuencia en cuello, manos y cara.
- Se contagian por contacto piel con piel o con objetos contaminados.

Remedios caseros que puedes probar en casa
- Vinagre de manzana diluido: Aplica una mezcla (2 partes de vinagre por 1 de agua) con algodón, cúbrelo y déjalo actuar varias horas. Ten cuidado: puede irritar la piel si no está bien diluido.
- Dientes de ajo: Aplastar ajo y aplicarlo directamente sobre la verruga, cubrir con una venda y repetir diariamente. Un estudio encontró eficacia similar a crioterapia en verrugas genitales.
- Cinta adhesiva (duct tape): Cubre la verruga con cinta por varios días, remuévela, remoja y raspa suavemente con lima o piedra pómez. Repetí por semanas hasta notar resultados.
- Exfoliantes comunes: Con limón, pieles de fruta o aloe vera, aunque su respaldo científico es limitado, son fáciles de probar.
Tratamientos de farmacia y clínicos respaldados por dermatólogos
- Ácido salicílico (OTC): Disponible en gel, parches o líquidos. Aplícalo tras remojar y exfoliar la zona, seguido de cobertura con cinta opcional. Puede tardar semanas pero suele ser efectivo.
- Kits domésticos de crioterapia: Congelan la verruga y ayudan a eliminarla, aunque no son tan poderosos como el nitrógeno líquido utilizado en clínica.
- Peróxido de hidrógeno (agua oxigenada): Al 3–6 %, se usa con seguridad y puede ayudar a tratar verrugas resistentes.

Tratamientos médicos para verrugas en el cuello
Cuando la verruga es dolorosa, sangra, cambia de color o crece rápido, lo mejor es acudir al dermatólogo. Entre las opciones más usadas están:
- Crioterapia profesional (congelación con nitrógeno líquido).
- Extirpación con láser o cirugía menor.
- Aplicación de ácidos específicos en consultorio.
- Inmunoterapia, en casos de verrugas recurrentes.
Preguntas frecuentes (FAQ)
- ¿Las verrugas del cuello son peligrosas? No, la mayoría son benignas. Pero deben vigilarse si cambian de color, tamaño o forma.
- ¿Se pueden quitar las verrugas en casa? Sí, con vinagre, ajo, cinta o productos de farmacia. Pero no siempre funcionan en todos los casos.
- ¿Cuándo debo ir al médico? Si la verruga duele, sangra, se inflama, crece rápidamente o aparece en zonas sensibles.
- ¿Las verrugas se contagian? Sí, por contacto directo o con objetos contaminados.
Cuándo acudir a un profesional médico
Consulta a un/a dermatólogo/a si la verruga es dolorosa, sangra, cambia de color, crece rápido, está en zonas sensibles como la cara o genitales, o si tienes muchas verrugas. En esos casos, puedes requerir métodos médicos más potentes: crioterapia profesional, extirpación con ácido, láser, cirugía menor o incluso inmunoterapia.
Hay opciones para todos los gustos y presupuestos: desde lo casero y accesible hasta lo clínico y efectivo. Lo clave es elegir el método más seguro para ti, actuar con constancia y, ante dudas o complicaciones, consultar un especialista.
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