Si algo recuerda Layal Ghanem de su niñez es el sonido de los “constantes bombardeos” y el miedo que le generaban las luces brillantes y los ruidos fuertes que se oían por todo Beirut. A tal punto que hoy son suficientes los faros de un auto iluminando el camino de entrada para hacerla estremecer y hasta sudar de pánico.
Ghanem se graduó de la escuela y comenzó a trabajar como actriz, pero había algo que la perseguía. Ella no lograba hacer frente al trauma y al pánico que le dejó la guerra en El Libano hasta hace tres años, cuando descubrió una pasión inesperada.
“El niño que habita en mí me dio la libertad que siempre estuve buscando”
Hoy es miembro de “Clown Me In”, un grupo con sede en Beirut que realiza funciones para los refugiados sirios jóvenes: una nueva generación de hijos de la guerra.
En los cinco años que van desde que la Revolución Siria se convirtió en una guerra multi-facción, 2,4 millones de niños se han convertido en refugiados, según las Naciones Unidas. Otros 306.000 niños han nacido como refugiados en los últimos cuatro años. Muchos de estos niños viven ahora en el Líbano, donde más de una cuarta parte de la población actual del país emigró recientemente de Siria.
Ahora, la historia de Layal se cruza con la tradición centenaria de “los payasos” y con la de estos chicos criados en los campos de refugiados.
Con el apoyo de la Embajada de Suiza en el Líbano, comenzaron este “recorrido payaso” alrededor de Líbano, en el que ofrecen 20 espectáculos y talleres para niños sirios, palestinos y libaneses en todo el país.
El grupo está formado por 5 actores: Sabine Choucair, Sara Berjawi, Layal Ghanem, Walid Saliba y Hisham Abu Nasr.
Los Payasos aparecen en los registros históricos ya en el antiguo Egipto y en la Imperial China, y su presencia en la historia se afianza con la comedia del arte en Italia, y en la Europa medieval con los bufones.
Pero “Clown Me In” evita el pesado maquillaje que muchos asocian con los payasos y lleva a cabo su presentaciones haciendo énfasis en el movimiento, la mímica y la participación de la audiencia. Sabine Choucair, fundadora del grupo, comenzó a ser clown en 2006, poco después de que se graduó de la Escuela Internacional de Artes Escénicas de Londres.
“Yo pensaba. “Guau, esto es una cosa mágica que me gustaría hacer por el resto de mi vida. No quiero hacer otra cosa”, dijo ella.
Ella empezó a hacer actuaciones y dar talleres en El Líbano, pero al principio “fracasé totalmente, porque la gente pensaba que era raro lo que yo hacía”, dijo.
Pero en 2008, Choucair y su amiga Gabriela Muñoz formaron “Clown Me In”, un grupo clown que comenzó a centrarse en los problemas sociales en el Líbano. Uno de sus proyectos en 2014 tenía que ver por ejemplo con aumentar la conciencia sobre la seguridad en el tránsito vehicular y peatonal en intersecciones muy transitadas.
Como son muy pocos los que se detienen en los semáforos en ese país, ellos decidieron ir con enormes carteles rojos para “hacer de semáforos amables” y ofrecerles a quienes se detenían algunos trucos veloces de magia y alegría.
Choucair llama a estas performances “actuaciones guerrilleras”. Y mientras llevaba adelante una de ellas, supo hacia donde quería dirigirlas: quería llevarlas a los campos de refugiados.
En 2015, Choucair viajó a Alemania con “Payasos sin Fronteras”, un grupo clown sin fines de lucro. Viajaron a hacer funciones en el Aeropuerto Berlin Tempelhof, un aeropuerto construido en 1927 que dejó de operar en 2008 y sus hangares ahora albergan miles de refugiados sirios que han huido de la guerra en su país de origen.
“Mientras esperan, un sentimiento común de desesperanza invade el campamento” dijo Choucair. Cuando llegó allí en la primavera de 2015, algunos de los refugiados le contaron que había habido cinco intentos de suicidio la semana anterior.
El año pasado regresó a El Libano para una serie de actuaciones (muchas de ellas en las escuelas y campamentos de refugiados en el valle de Bekaa, donde viven más de 360.000 refugiados sirios), decidió quedarse y armar su nuevo grupo.
Hoy los llena de alegría algo que contó Sara Berjawi , una de los miembros de “Clown Me In”: “los niños quedan completamente sorprendidos al ver un coche lleno de payasos. Rodean nuestros coches y se ríen”.
No todos los niños que asisten a esas representaciones son sirios – un grupo de palestinos, por ejemplo, que se han asentado en el campo de refugiados de Shatila, donde el grupo ha llevado a cabo espectáculos, obviamente también asiste a las funciones. “Clown Me In” no se centra en el país de origen de los niños, sólo en que ellos quieren reír”
Choucair dijo que puede percibir un profundo sentido de comunidad en las audiencias sin importar dónde se está realizando la función. “Esto es lo que es importante acerca de ser clown: no importa donde te encuentres ni lo que está pasando. Por un buen rato, todos nos reímos juntos “.