Para la comunidad católica de todo el mundo, el Domingo de Ramos se realiza una de las celebraciones más importantes del calendario litúrgico. En este domingo, la Iglesia Católica realiza la conmemoración de la entrada a Jerusalén del profeta Jesús de Nazaret y da comienzo con ello a la Semana Santa que culminará el domingo siguiente, con la Pascua de Resurrección.
Lo que se recuerda este domingo es el ingreso triunfal de Jesús a esa ciudad para celebrar la pascua, montado en un burro y que allí es aclamado y saludado por la gente de la ciudad que tendía sus mantos por el camino y cortaban ramas de árboles para alfombrando el camino a su paso, tal como acostumbraban saludar a los reyes.
La mitología judeo-cristiana dice que diez siglos antes había entrado en la ciudad construida por David su hijo Salomón montado en un borrico. La gente de la ciudad aclamó al hijo de David con gritos de Hossana (que significaba:¡viva!).
Por otro lado, es importante recordar que era costumbre entre los habitantes del lugar reunidos para la Pascua recibir con gritos y cánticos a los nuevos grupos que llegaban, es decir que no tendría nada de particular el hecho de que a Jesús lo recibieran de ese modo. Pero también debemos remarcar que solo a los Reyes se los recibía además echando mantos, ramos de olivo y palmas a los pies de sus monturas, alfombrando el suelo para que estos pisaran sobre ellos.
Según narran los libros del Evangelio, textos sagrados de la Iglesia Católica, ese día Jesús con sus discípulos entró a la ciudad de Jerusalén, (“ciudad símbolo de la humanidad” la llamó Juan Pablo II) que era la ciudad más importante y la capital de su nación, y mucha gente, niños y adultos, lo acompañaron y recibieron como a un rey con palmas y ramos gritándole “hosanna” que significa “Viva” y que la gente de la ciudad preguntaba ¿quién es éste? y les respondían: “Es el profeta Jesús, de Nazaret de Galilea”.
Sin embrago, no solo es este hecho triunfal el que se conmemora. Durante las celebraciones del Domingo de Ramos se recuerdan las dos caras centrales de lo que se considera el misterio pascual: la vida o el triunfo, mediante la procesión de ramos en honor de Cristo, y la muerte o el fracaso, con la lectura de la Pasión correspondiente a los evangelios sinópticos. Recordemos que la Semana Santa que se inaugura con estos hechos, continúa hasta la pasión y muerte de Jesús en la cruz el Viernes Santo y su posterior resurrección el Domingo de Pascua.
En este día de Ramos, se entrecruzan las dos tradiciones litúrgicas que han dado origen a esta celebración: la alegre, multitudinaria, festiva liturgia de la iglesia de la ciudad santa, que se convierte en imitación de los que Jesús hizo en Jerusalén, y la memoria de la pasión de Jesús que sería crucificado pocos días después.
Para la tradición cristiana es un día en el que se conmemora un triunfo, la entrada de Cristo en Jerusalén con el reconocimiento de un rey. A lo largo de la semana el tono es distinto ya que rememora la Pasión y Muerte para finalizar con la Resurrección.
Sin embargo, el comienzo de la Semana Santa no se celebra siempre en la misma fecha. Esta varía dependiendo del Equinoccio de Primavera y la primera noche de luna llena.
Esto es así porque para dejar en claro cuál sería la fecha de inicio de esta Semana Santa, el emperador romano Constantino el Grande estableció, en el primer Concilio de Nicea (año 325 d.C.), una fórmula por la cual se determinaría cuándo caería la celebración.
Ésta sería siempre en el domingo siguiente a la primera luna llena tras la entrada de la primavera en el hemisferio norte (Domingo de resurrección). Nótese la estrecha relación entre los diferentes sucesos de la naturaleza, las fiestas paganas y las fiestas religiosas. La resurrección es el inicio de la primavera en el hemisferio norte. El nacimiento de Jesús es el solsticio.
El motivo por el cual los domingos de ramos se ven las plazas frente a las iglesias llenas de ramos de olivos está en esta celebración. Antes de cada misa, los fieles católicos se reúnen para dar inicio a la procesión que conmemora aquella triunfal entrada de Jesús en Jerusalén.
La Misa se inicia con la procesión de las palmas. Los feligreses levantan los ramos de olivos y cantan “Bendito el que viene en el nombre del Señor”. El sacerdote bendice los ramos y dirige la procesión.
Luego se comienza la Misa del domingo de Ramos y allí se lee el Evangelio de la Pasión de Cristo que invita a los fieles a entrar conscientemente en la Semana Santa de la Pasión gloriosa y amorosa de Cristo.