En un encuentro con más de 500 niños italiano y de otros países celebrado en el Vaticano, el Papa Francisco remarcó un hermoso mensaje a los más chicos de la región, que ven a diario noticias de naufragios y conflictos varios con el ingreso de inmigrantes a algunos países de Europa: “los inmigrantes no son un peligro, están en peligro”, remarcó en varias ocasiones.
Francisco transmitió a los niños un mensaje de fraternidad y tolerancia con otras culturas y religiones, y les pidió que llevaran esas palabras a sus hogares y colegios
“El tren de los niños” es el nombre de esta iniciativa, organizada por el Consejo Pontificio de la Cultura, que desde hace cuatro años traslada a niños al Vaticano en tren para que puedan conocer y conversar con el Papa. En esta ocasión, el lema elegido fue “Traídos por las olas” y los participantes fueron chicos que viven en Calabria, uno de los lugares de Italia con mayor número de inmigrantes.
“Buena parte (de los participantes) son refugiados que han venido sobre las olas de mar con sus esperanzas y sus tragedias”, explicó a a la agencia Efe el presidente del Consejo Pontificio para la Cultura, el cardenal Gianfranco Ravasi.
Durante el evento, el Papa recibió una carta que los niños habían escrito, y que manifestaba su tristeza por “los adultos y niños que dejan su tierra a causa de la guerra y las persecuciones”. Sin eufemismos, los chicos le plantearon a Francisco que no podían entender “tanta injusticia” en el mundo.
El Papa compartió ese mensaje y criticó a los Estados que “no dejan venir y deportan a la gente que busca un poco de salvación, de paz y trabajo”, unas palabras que cobran especial valor después de que en la última semana embarcaciones europeas hayan socorrido a más de 12.000 personas en el mar. “Los que vienen tienen una religión diferente, pero no es peligroso porque somos todos hermanos, Dios nos quiere a todos juntos”, destacó.
Francisco recibió a los niños con besos, abrazos y gestos de cariño, comentó los dibujos que le llevaron y se ofreció a responder a sus preguntas. Un niño le consultó qué tenían que hacer con los inmigrantes y el Papa respondió: darles “gestos de cariño y acercamiento, apertura”, y luego remarcó tres palabras clave para él: “ternura, compasión y amistad”.