El Papa Francisco ha advertido que podríamos estar avanzando hacia “una gran guerra mundial de agua.” Lo hizo al dirigirse a los participantes en la sesión de clausura de un seminario internacional sobre “el derecho humano al agua”, celebrado en la Academia Pontificia del Vaticano de Ciencias.
“Me pregunto si en esta tercera guerra mundial pue poco a poco estamos viviendo, no vamos hacia la gran guerra mundial por el agua?”, dijo el Papa, saliendo de su texto preparado.
Especialistas en la materia ya han predicho que algunos de los principales conflictos armados en el futuro podría ser por la posesión de o el acceso al agua, pero este es la primera vez que Francisco se refiere al asunto y en estos términos.
Dirigiéndose a 90 expertos de muchos países, Francisco hizo hincapié en “la necesidad urgente” de hacer frente a este problema, porque “todas las personas tienen derecho al agua potable,” pero este derecho no está garantizado en la actualidad.
Citó estadísticas de las Naciones Unidas que afirman que “cada día miles de niños mueren de enfermedades porque consumen agua contaminada.” Estas estadísticas “preocupantes” no pueden dejarnos “indiferentes”, dijo.
Dio las gracias a los participantes por exponer sus conocimientos y recursos sobre “el derecho humano al agua y la necesidad de políticas públicas adecuadas en este sentido” y su trabajo considerandolo el “necesario y de suma importancia para que otros pueden vivir”.
En la conferencia, varios oradores habían denunciado a empresas privadas que han tomado posesión o al menos control de los recursos hídricos en muchos países, a menudo con la cooperación del gobierno, todos tratando de obtener el máximo beneficio empresarial de este bien esencial.
Saliendo de su texto preparado por segunda vez y en referencia a las muertes por agua contaminada, Francisco dijo a los participantes, “tenemos que detener y revertir esta situación. No es demasiado tarde, pero es urgente darse cuenta de la necesidad y el valor esencial del agua para el bien de la humanidad “.
Francisco hizo hincapié en que “el respeto por el agua es una condición para el ejercicio de los demás derechos humanos. Si tenemos en cuenta este derecho fundamental, estaremos sentando las bases para la protección de otros derechos. Pero si descuidamos este derecho básico, ¿cómo vamos a ser capaces de proteger y defender los derechos de los demás? “.
Hay una necesidad de desarrollar “una cultura de cuidado y de encuentro” en torno a “todos los esfuerzos necesarios realizados por los científicos y empresarios, líderes gubernamentales y políticos”, dijo. Es necesario, dijo, “unir nuestras voces en una causa común.”