Tiffany Martínez, una estudiante latina que cursa sus estudios en la Universidad de Suffolk en Boston, contó en su blog que se sintió herida y confundida (y luego rapidamente indignada) después de que un profesor consideró que ella estaba plagiando un artículo de Internet ya que, según él, Tiffany no podía usar adecuadamente la palabra “Hence”, un conector que tiene características de construcción verbal erudita, como si en español dijeramos “por consiguiente”, en un documento a causa de su origen étnico.
“Esta no es una palabra tuya”, le dijo el docente a Tiffany Martínez, la estudiante de ascendencia dominicana que aspira a convertirse en profesora y que nació y se crió en el Bronx, un barrio de Nueva York mayoritariamente poblado por latinos.
Después de mirar detenidamente los comentarios que el profesor había dejado en su revisión de literatura, Tiffany Martínez se dio cuenta de que el profesor había rodeado la palabra “por lo tanto” y había escrito: “Esta no es una palabra tuya”, subrayando “no” dos veces.
Y en la parte superior de su documento, el profesor había escrito: “Por favor, vuelva e indique donde hizo “cortar y pegar””.
“Cuando me entregó el trabajo, habló lo suficientemente fuerte como para que se escuchara desde todos los rincones lo que quería decirme. Tras la clase, varios compañeros se acercaron a preguntarse si estaba bien”, contó Martínez.
La aspirante a académica se sintió aterrada al descubrir de este modo que nunca serán reconocidas sus investigaciones, porque era una persona de color.
En su mensaje de Facebook, escribió, “Mi apellido y mi apariencia infunden inmediatamente una serie de prejuicios antes de que tenga la oportunidad de abrir la boca.”
“En esta interacción, mi carrera de grado fue desafiada, criticada. Vale la pena repetir que mi profesor asume que no podía usar la palabra “Hence” una palabra transitoria simple que conecta dos declaraciones relacionadas. El profesor asume que no podía producir investigación de calidad. El profesor leyó unas pocas páginas que reflejaban mi comprensión de las teorías sociológicas complejas, pero ese término invalidó todo. Su pluma azul fue el catalizador que abrió un océano de dudas que he trabajado tan duro para destruir”, explica Martinez.
La estudiante cuenta que no imaginó la trascendecia que podía tener lo que ella escribió en su blog al respecto de este incidente. Otra vez, el poder de la viralización desde las redes sociales logró lo que de otro modo sería muy difícil. Martínez asegura que lo que escribe en su blog normalmente es visto por alrededor de 15 personas, casi siempre amigos. Este fue leído por más de mil personas.
La situación preocupó a la misma Universidad, que publicó una carta comentando lo ocurrido. Allí explican que “Como una institución que fue fundada en los más altos principios de inclusión y respeto, tomamos esto muy en serio”. En la carta, señalan que el problema está siendo investigado, y agregan que:”Sabemos que no somos perfectos y cometemos errores, tanto como institución e individualmente las personas que la componen.”