¿Alguna vez te has preguntado por qué ciertas mujeres se sienten irresistiblemente atraídas por hombres que ya tienen pareja? Aunque este tema suele generar polémica y miradas de reojo, lo cierto es que es mucho más común de lo que pensamos y tiene raíces profundas tanto en la psicología como en la dinámica social actual. Más allá de los prejuicios, entender este fenómeno puede ayudarnos a mirar con otros ojos las complejidades del deseo y las relaciones humanas.

En un mundo donde las redes sociales y la inmediatez han transformado la forma en que nos vinculamos, el misterio y la “prohibición” parecen tener un atractivo especial. Pero, ¿es solo cuestión de morbo o hay algo más detrás de esta preferencia? Acompáñanos a descubrir las razones, los mitos y las realidades que explican por qué, para algunas mujeres, los hombres casados resultan tan seductores, según la psicóloga y sexóloga Adriana Arias.
¿Por qué atraen los hombres casados?
– Porque hacen y tienen lo que quisiéramos para nosotras: una esposa, una casa, un trabajo, una familia.
– Porque nos encanta pensarnos destruyendo esa estructura para repetirla ipso facto pero con nosotras.
– Porque estamos convencidas de que lo único que le pasa al casado es que se equivocó de señora.
– Porque no hay nada más atractivo que descasar a un casado y hacerlo nuestro.
– Porque es un trámite más rápido en nuestro objetivo “varón candidato a marido”.
– Porque un tipo que fue marido y padre durante tanto tiempo debe ser un buen tipo.

– Porque queremos que finalmente sea feliz y no sufra más soportando a esa bruja.
– Porque tiene todas las condiciones y recursos y no los disfruta.
– Porque no hay mejor amante que un casado que resuelve sus históricas y eternas frustraciones sexuales con nosotras.
– Porque encontrarnos con él es lo que más se parece a ver a un chico en el circo, tan feliz, tan agradecido.
– Porque nos permite jugar a la víctima sin reparos, nos deja, nos quedamos solas, nos bancamos su ausencia, nos las arreglamos como podemos, los fines de semana lloramos por él y gozamos imaginando su culpa por abandonarnos.
– Porque somos tan buena gente que no le hacemos quilombo en su vida y el bien sabe que si quisiéramos podríamos.
– Porque nos da tiempo a ponernos espléndidas en cada encuentro (bañadas, depiladas y perfumadas) y no como ella que siempre tiene olor a ajo.
– Porque somos el amor de su vida… qué duda cabe.
– Porque se nos perdona todo, y todo es mucho, dado el sacrificio que padecemos por no poder él estar a nuestra altura.
– Porque tenemos otorgados todos los derechos de engañarlo si se nos antojara.

– Porque es fantástico acompañarlo y sostenerlo en sus tantos problemas, pero no tenemos que ocuparnos de ninguno.
– Porque somos tan dadoras.
– Porque no tenemos que pagar por nada y… De nada, faltaba más.
Y, lo más importante, porque competimos con otra mujer. Y ahí está, tristemente, la gracia: el hombre es una circunstancia.
Fuente: Adriana Arias es psicóloga y sexóloga.
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Copy Choice: selección por imitación
En psicología evolutiva también se habla del “copy Choice” o selección por imitación, sugiere que los humanos tienden a sentirse atraídos por individuos que otros ya han elegido, pues esto reduce la incertidumbre en la toma de decisiones afectivas. Pero también existe un síndrome psicológico muy particular que podría explicarlo.
Es el llamado “síndrome de Fortunata“. Esta es una expresión que se ha popularizado para describir un tipo particular de relación afectiva, en la que una persona (generalmente una mujer) se vincula sentimental o sexualmente con un hombre casado, asumiendo un papel secundario, pero con la esperanza o ilusión de que, algún día, él dejará a su esposa para formalizar la relación con ella.
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