“Hola Martín, soy la persona a quien no dejaste pasar en el peaje por haberme olvidado la billetera el día martes 22 de Agosto”, así comienza Bianca Vanni una publicación de Facebook en la que le escribe a un tal Martín, el señor que estaba custodiando el cruce por el peaje en la ruta.
Vanni viajaba de Córdoba a Salsipuedes. En el peaje de la ruta E53 se dio cuenta de que se había olvidado su billetera, y Martín, que controlaba el paso, no la dejó pasar. Según Bianca, el episodio fue “humillante.
Según relata en su cuenta de Facebook, el supervisor no sólo no fue comprensivo ante su olvido, sino que llamó a un agente de Policía para que se encargara de ella, que pedía que como excepción la dejaran pasar sin abonar los 25 pesos de rigor.
“Lejos de insultarte y recordarte lo mal que me trataste el motivo de mi carta es para agradecerte por hacerme llorar y humillarme ese día llamando a la policía para que me sacaran como si fuese una delincuente”, escribió la mujer.
La generosidad de otro conductor le puso punto final al incidente y ella, que por lo que cuenta trabaja en un jardín infantil, pudo seguir su camino. De todos modos, herida y desconsolada, le escribió una carta al supervisor del peaje para descargar su frustración.
Bianca difundió la carta y la historia en su perfil de Facebook y la repercusión fue grande y rápida, a lo que contribuyó la difusión del caso en el diario cordobés La Voz. En menos de 24 horas, la carta, fue compartida más de 40 mil veces.
La mujer regresó al peaje para dejarle a Martín, junto a la carta, un “cuarto de criollitos” de la panadería “más rica de Córdoba”. “Me salió 22 pesos (casi lo que no quisiste perdonarme por olvidarme la billetera). Y además te dejo 50 pesos adentro de la bolsita para que cuando a dos boludos como yo se olviden la billetera también puedas contar con esa plata”.
“A mí sí me interesa colaborar con el prójimo, y no tengo problema de poner plata de mi bolsillo para ayudar a los demás. Ser solidario no es dar lo que te sobra Martín, es justamente de tu único alfajor que es tu única merienda poder partirlo a la mitad y que alguien tan hambriento como vos pueda cubrir algo de su necesidad de hambre. Tal vez no hiciste Jardín de Infantes; allí trabajamos la capacidad de compartir. Saludos.”