El vuelo 2160 de American Airlines de Boston acaba de llegar a Washington, DC, y Bette Nash, de 81, ayuda a los pasajeros a desembarcar. La abrazan, toman fotos y le agradecen. Siempre es así.
Después de seis décadas cruzando los cielos como azafata, Nash todavía tiene un estilo impecable, una energía increíble y una sonrisa constante. Ella solo ha perdido una cosa: su anonimato.
Bette Nash, de 81 años, es empleada de American Airlines desde 1957. Al ser una ayudante ‘senior’ puede trabajar en la ruta de vuelo que le plazca.
Cuando Bette Nash entró a trabajar como azafata los pasajes costaban 12 dólares, volar era un lujo para las clases más adineradas y era común que sirvieran langosta a los pasajeros de cada vuelo. 60 años después todo ha cambiado, el mundo de la aviación ha perdido su glamour, pero ella sigue volando.
Con un traje oscuro acentuado por una bufanda de colores, con su cabello recogido en un moño, Nash se presta a los elogios. Ella es la estrella indiscutible del jet de Airbus, en lugar del capitán, Mike Margiotta, que emerge de la cubierta de vuelo. “Ella tiene la forma de hacer las cosas de la vieja escuela”, dice de su modelo de anfitriona.
Como lleva 60 años al servicio de American Airlines, ella tiene ciertos derechos que ningún otro empleado tiene. Por ejemplo, puede escoger las rutas aéreas en la que quiere trabajar. Y ella únicamente trabaja en los vuelos que cubren el trayecto entre Washington D.C y Boston, ya que le permite volver todas las noches a su casa en Manassas, Viriginia, para cuidar a su hijo que padece una discapacidad.
“Mi parte favorita del vuelo es saludar y despedir a los pasajeros al abordar y aterrizar. La gente es realmente fascinante”, cuenta Nash.
Tantos años en el aire le han permitido a Bette acumular cientos de apasionantes historias. “En uno de mis vuelos atendí a los Kennedy. Jackie, Bobby, Ethel y Ted estuvieron en uno de los trayectos a Boston” cuenta la octogenaria.
Nash también recuerda uno de los momentos más terroríficos de su vida cuando una turbulencia sorprendió al avión llegando al aeropuerto Ronald Reagan de Washington: “Fue simplemente terrible, creo que incluso volamos sobre la casa Blanca esa noche, lo cual era completamente ilegal”.
“Quiero a mi gente. Conozco a mis clientes Sé lo que quieren. La aerolínea cree que los nombres son importantes, pero creo que las necesidades de las personas son muy importantes. Todo el mundo quiere un poco de amor “, dice ella.
Ahora trabaja para American Airlines, que fue la primera aerolínea estadounidense en reemplazar todos los manuales en papel por tabletas y iPads. Todos los anuncios a bordo se leen ahora en tabletas, lo que fue un gran desafío para Nash, ya que ella no es la más conocedora de la tecnología, admite.
“La tecnología realmente marcó la diferencia de ¿Me voy a quedar o me voy a ir? Pero incluso cuando creo que podría retirarme o algo así, entonces vengo a trabajar y pienso: “Oh, no puedo hacerlo” Es estimulante venir aquí “, dice Nash.
“Las aerolíneas están evolucionando continuamente, y uno tiene que evolucionar con ellas”.
Se ríe cuando se le pregunta si cree que la tecnología la reemplazará. “Nunca eliminarán a una azafata, porque necesitan el toque humano. La gente necesita esa interacción humana “, explica.